Un joven cazador de Guntín, en la localidad coruñesa de Cabana de Bergantiños, falleció ayer tras recibir un disparo de escopeta en el cuello accidentalmente cuando se encontraba cazando con un grupo de compañeros, según informaron fuentes de Protección Civil. La Guardia Civil ha abierto ya una investigación para aclarar lo sucedido a la víctima, que tenía 32 años de edad.

El accidente de caza se registró poco antes de las doce del mediodía, concretamente a las 11.44 horas, cuando una persona alertó a los servicios de emergencias de que un joven cazador se encontraba herido en el lugar de A Mata, en Riobóo, del municipio de Cabana de Bergantiños.

Hasta el lugar del siniestro se desplazaron voluntarios de Protección Civil, Urgencias Médicas y el helicóptero del 112. Los efectivos ya no pudieron hacer nada por salvar la vida del hombre, de iniciales Javier S.B. y de 32 años, que falleció casi en el acto a consecuencia del fatal disparo. Según algunas personas que se encontraban en la zona en la que se produjo el accidente, un compañero de caza disparó por error al fallecido al confundir sus movimientos detrás de unas ramas con los de un jabalí. Tras ser notificado de lo ocurrido, hasta el lugar se trasladó el juez de guardia, que tres horas después del accidente ordenó el levantamiento del cadáver, al que se le realizará la autopsia.

Cifras

Las muertes de cazadores son las cifras menos conocidas de la caza. Este tipo de accidentes, que en los últimos años en la comunidad gallega se han cobrado varias vidas, suelen deberse a disparos accidentales que realiza el propio fallecido o a tiros de compañeros durante la jornada de caza. A lo largo de este año en Galicia se produjeron varios siniestros, como uno ocurrido a principios de 2009 en el municipio ourensano de Verín, concretamente en Queirugás. En esa ocasión el disparo de un cazador hirió a un vecino que se encontraba en su jardín. Y el pasado mes de octubre otro aficionado a la caza -en la comunidad hay cerca de 60.000- se hirió accidentalmente en la pierna al recibir un tiro de su propia escopeta debido a un tropiezo.

Estos siniestros han llevado en más de una ocasión a la Xunta y a la Federación Gallega de Caza a impulsar campañas para que los cazadores extremen la seguridad y evitar así que acaben heridos o, en el peor de los casos, muertos.