Tenía una orden de alejamiento de sus padres, a los que no podía acercarse tras varios episodios de violencia doméstica, pero la incumplió. El vigués Jorge R.I. se sentó en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo para responder de un delito de quebrantamiento. La disyuntiva que le planteó el juez era de cinco meses de cárcel por la eximente incompleta de alteración psíquica, o un año de tratamiento ambulatorio que garantice su medicación, ya que padece esquizofrenia simple.

La solución estaba clara. El hombre aceptó el año de tratamiento, aunque el Juzgado de lo Penal 3 de Vigo vigilará su medicación ambulatoria. A tal fin remitirá un oficio a la psiquiatra del condenado para que trimestralmente informe de si acude cada 21 días para que se le inyecte la medicación que requiere. Si acude periódicamente, al año, se cancelará la pena de 5 meses de prisión. "Está claro que la medicación es buena para mi, sino igual me mandan a un psiquiátrico y también perdería la paga", espetó al juez.