En busca de una noticia sobre el abandono del antiguo edificio de Gesa –que está protegido por su valor patrimonial–, esta redactora, el fotógrafo y un vecino de la finca de pisos de enfrente se encontraron un cadáver en un despacho de la planta noble del inmueble situado en la calle Joan Maragall.

Se trata de un joven corpulento de unos 25 años cuyo nombre responde a las siglas J.P.L. Este hallazgo se produjo ayer a las 12,35 horas y la primera impresión fue que estaba dormido. Tras la sorpresa, los tres testigos se fueron de inmediato, pero volvieron ante la posibilidad de que necesitase ayuda. En una segunda observación, aumentaron las sospechas sobre su muerte, por lo que llamaron a la redacción de este periódico para que informase al servicio de emergencias 112.

Una ambulancia del 061 llegó un cuarto de hora después. Los profesionales certificaron el óbito y una patrulla de dos agentes de la Policía Nacional, que también se personó en el lugar justo después, inspeccionó todas las plantas del edificio para saber si había más personas. En principio, parecía que no. Todos accedieron al interior por el hueco de un cristal roto en la entrada principal del inmueble, que está situada en la fachada de la autovía de Llevant. La verja de metal que la protegía hace un año, cuando los trabajadores de Gesa todavía tenían allí sus oficinas, ha desaparecido.

Junto al cadáver se encontraba un dispensador de ventolín, usado por quienes padecen asma, y cerca había una jeringuilla. Los agentes calculan que falleció como mucho hace dos días y se desconocen las causas de la muerte, aunque no se descarta una sobredosis de droga. El grupo de homicidios y la policía científica acudieron pasadas las 13,30 y estuvieron alrededor de una hora en el interior del edificio, hasta que llegó una forense. Una furgoneta de la funeraria se llevó el cadáver a las 15,25 horas.

El edificio catalogado por el Consell de Mallorca en 2007 tiene un fácil acceso. Debido a las obras de la fachada marítima de Llevant, queda oculta la entrada principal, por donde se han colado diversas personas que han roto cristales, han pintado grafitis en las ventanas y paneles de madera de la planta noble, y han esparcido por el suelo el polvo de los extintores contra incendios allí existentes.

La entrada de gente, sobre todo los fines de semana, asustó a los vecinos de la finca de enfrente, quienes denunciaron la dejadez.