El dolor no da tregua pero mantienen su lucha. José Fernández-Cervera y su mujer, Rosa Neira, se esfuerzan para que la muerte en extrañas circunstancias de su hija Déborah en Vigo se esclarezca y el caso no acabe en un archivo judicial. Reivindican que el caso siga investigándose y exigen más medios para la Policía, por eso demandan una Unidad de Homicidios en Galicia para no depender del equipo itinerante de Madrid. Denuncian, además, el abandono por parte de ciertas autoridades, especialmente las gallegas, y la soledad que viven las familias de otras víctimas. "Pelearemos hasta el final de los días para que se esclarezca", anuncian. Quieren mostrar, además su agradecimiento a quienes les consuelan y apoyan

"Se cumple el séptimo aniversario de su desaparición y muerte, y sigue sin resolverse el caso. Y puede seguir así toda la vida mientras en Galicia no exista una Unidad de Homicidios con mandos experimentados. Con esto no quiero decir que esté en contra de lo actuado por la Policía, ni mucho menos. Mi caso lo lleva la Unidad Central de Madrid. Son los grandes especialistas y con una extraordinaria calidad humana, pero el problema es que es un grupo itinerante por toda España. Si están trabajando en Vigo y surge otro caso, pues lo tienen que dejar e irse a otro sitio. Solicito que la muerte de mi hija se investigue hasta el final. El problema de esta unidad es que no es una labor continuada. Vienen ahora y no vuelven hasta dentro de cuatro meses. Yo lo que quiero es continuidad. El problema de la falta de medios no es culpa suya y tenemos la esperanza de que el caso de nuestra hija se acabe resolviendo", explica Rosa Neira.

La madre de Déborah avala esta petición en el hecho de que en la zona de Vigo hay ocho crímenes sin resolver, en su opinión, por falta de medios. "Además del caso de nuestra hija, está el de Gloria, una mujer acuchillada en Alcabre hace 12 años; el de un empresario de O Rosal, el de la pareja desaparecida en Cabral, el de la azafata de Peinador, el asesinato del garaje de Rosalía de Castro, el del chico de Torrecedeira, primo de Sara Alonso y ya fuera de esta zona muchos más, como el de María José Arcos..."

Rosa Neira resalta la impotencia y la gran soledad que encuentran a nivel institucional. "Me da rabia y tristeza que nuestras autoridades jamás se hayan preocupado por este tema (por los homicidios). Si en una ciudad faltase un cardiólogo, la gente se movilizaría, por esto".

La familia de Déborah optó por la discreción y por dejar que la Policía realizara su trabajo, pero creen que no se pusieron los mismos medios para resolver el caso que cuando se monta un escándalo y se producen movilizaciones. "A los que se portan con discreción no se les presta la misma atención que cuando un caso tiene gran repercusión mediática".

Dos nuevos agentes de la Unidad Central de Homicidios de Madrid han sido destinados a la investigación y, según pudo saber FARO de fuentes policiales, han vuelto a repasar todas las actuaciones en busca de la pista que permita aclarar lo ocurrido.

Familia y policía tienen la certeza de que a Déborah ni la raptaron ni se habría subido al coche de un extraño sin forcejear. El sospechoso, por tanto, vive en su entorno pero después de casi 300 entrevistas el caso sigue sin esclarecerse, pese al ADN que sí hallaron los investigadores y cuyo portador no ha sido identificado. La autopsia determinó que el cuerpo de la joven estuvo guardado a baja temperatura, tal vez en un congelador, antes de ser depositado "con mimo" en la cuneta.