La noticia de la aparición de los dos cuerpos sin vida de estas mujeres corrió por un reguero de pólvora por el barrio de San Antoniño nada más conocerse. Entre los vecinos del número 8 de la calle Amado Carballo en donde aparecieron los cadáveres apenas la palabra “sorpresa” era la más repetida.

La mayoría se enteraron del macabro hallazgo que se había producido en el edificio al observar el ir y venir de los agentes de la Policía Nacional una vez que se encontraron los cuerpos pasadas las diez de la mañana. “Me lo dijo la chica de la limpieza, parece ser que llevaban tiempo muertas ya que los policías entraron con unas mascarillas”, dice una de los vecinas. Alberto, otro de los residentes en el edificio, explicó que solía ver a ambas salir y entrar del edificio juntas y que incluso le habían saludado “un par de veces” cuando se cruzaban ya que hablaban español. “Las veía unas chicas normales”, añade.

En cuanto a la posible actividad de alterne que practicaban en este piso de reciente construcción, ninguno de sus vecinos lo sospechaba. Sólo una persona aseguraba haberlas visto en alguna ocasión en compañía de un varón occidental – “un señor mayor”–, explican que nunca vieron un trasiego de hombres que pudieran acudir al piso. Sólo unos viandantes aseguraban que se trataba de un piso de citas. Se acercaban a la zona y aseguraban que incluso “amigos suyos” habían sido clientes de estas dos mujeres. A estos rumores se sumaba que nadie en el vecindario les conocía ocupación alguna pese a encontrarse en un piso del alquiler que se encontraba totalmente nuevo.

En cualquier caso, para sus vecinos eran dos chicas “muy amables”, con las que se cruzaban en el portal “y a las que se veía muy alegres, la última vez que me crucé con ellas se pararon a saludar a mi perro”.

Los residentes en los apartamentos colindantes al piso en el que se realizó el macabro hallazgo explican que en los últimos días tampoco escucharon ni vieron nada “raro” en las últimas semanas, ni ningún ruido que les hiciese presagiar la muerte violenta que sufrieron ambas. “Apenas llevaban un mes aquí, pero nunca dieron problemas, todo esto me coge de sorpresa”, decía otra mujer que vive en el edificio.

Algunos explican que fue el lunes cuando las vieron por última vez. “Siempre andaban las dos juntas, se les veía tranquilas, eran jóvenes, una tenía los rasgos orientales muy marcados y a la otra no se le notaba tanto”, las describe otra persona, “las veía siempre muy tranquilas”. Todos ellos tuvieron que contestar ayer a las preguntas de la Policía Nacional. Una de las vecinas les explicó como había visto a unos hombres de origen asiático hace unos días entrando en el edificio supuestamente en dirección al piso en el que residían las víctimas, aunque no sabe si realmente iban hacia allí.