Los dos cadáveres descuartizados hallados en un pozo negro de una vivienda de Fonteculler (Culleredo) estaban momificados. Blanco Vila, el fontanero de 26 años presunto autor del doble crimen, los guardó durante un tiempo en su congelador. La Guardia Civil sospecha que el asesinato se produjo sobre el 8 de noviembre, pocos días después de que la madre de una de las víctimas denunciase su desaparición. El tiempo que el descuartizador tuvo en su congelador los cuerpos desmembrados de los fallecidos provocó que fuesen identificados sin género de dudas. Sus cadáveres estaban momificados.

La declaración del principal sospechoso, José Ramón Blanco Vila, que se negó a dar su versión de los hechos en el juzgado de guardia de A Coruña, permitirá conocer qué pasó en la casa de Aranga donde los cuerpos fueron descuartizados, pero todo indica que los cadáveres estuvieron ocultos algún tiempo en su congelador antes de ser trasladados a la casa deshabitada de Culleredo, de donde fueron recuperados durante la madrugada del viernes.

Frío

El frío y los residuos con los que estuvieron en contacto los cuerpos antes de ser rescatados contribuyeron a que en ellos se diese un proceso similar al de la momificación. Según testigos presentes en los trabajos de vaciado de la arqueta, los cadáveres eran perfectamente reconocibles y sus cabezas todavía tenían gran cantidad de pelo.

Los nueve detenidos por su implicación en el doble asesinato o en la banda de atracadores de la que también formaba parte, presuntamente, el autor material de las muertes, pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 7 el pasado sábado. Las declaraciones comenzaron a las siete de la tarde y se prolongaron durante más de ocho horas. Los letrados de los detenidos comenzaron a abandonar las dependencias judiciales coruñesas cuando el reloj daba las cuatro y media de la madrugada del domingo.

La juez decidió dejar en libertad a dos sospechosos, los más jóvenes, de apenas 18 años. Fueron detenidos porque, según las investigaciones policiales, trabajaban para Blanco Vila distribuyendo cannabis. Los chavales reconocieron ser consumidores y dijeron que en ocasiones vendían pequeñas cantidades para costearse su adicción, aunque insistieron en que no sabían nada de los asesinatos. Los jóvenes salieron en libertad, aunque fuentes de la investigación sospechan que pueden estar implicados en el homicidio porque en las últimas semanas Blanco Vila les proporcionó cantidades de droga muy superiores a las que solía darles. La Guardia Civil tiene constancia de que la última vez, poco antes de que fuese arrestado, les entregó siete kilos de cannabis cuando habitualmente les vendía uno.

El resto de sospechosos fueron trasladados a la cárcel coruñesa de Teixeiro de madrugada. Homicidio, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas y robos son los delitos que la juez imputa, concretamente, a Blanco Vila, a su esposa y a la pareja que supuestamente ayudó a descuartizar y ocultar los cuerpos de los dos hombres.