“Intenté hacer todo lo posible por evitar la explosión que se inició en la tinaja de pólvora que tenía en la mano; incluso la acerqué a mi cuerpo e introduje la mano para evitar lo que desgraciadamente sucedió, una explosión en cadena. Debía haber sido yo el fallecido y no ellos”. Estas palabras las pronunciaba hace 22 años la víctima mortal del accidente de ayer sin poder imaginarse el cruel giro que daría el destino. Lo hacía desde el hospital, de donde se recuperaba de las graves quemaduras sufridas en el siniestro en el que murieron su madre, Odilia Martínez Alonso, de 45 años, y dos trabajadores de 19 y 17. Esta explosión se producía el 1 de septiembre de 1986 y era la primera de una serie de accidentes que han unido a esta familia de O Rosal con la tragedia: el 22 de agosto de 1997 moría el padre cuando estaba manipulando pólvora y, ayer, era el hijo de este matrimonio el que perdía la vida en otro suceso similar.

El primer accidente, el de 1986, causó una gran conmoción. Una parte del taller saltó por los aires y tres personas murieron. Félix Martínez vio impotente como perdía a su madre mientras él se recuperaba en el Hospital Povisa de Vigo de las quemaduras de primer, segundo y tercer grado que sufrió en cara, cuello y manos. “La onda expansiva me lanzó hacia el barranco. Cuando quise levantarme estaba todo magullado, no me dolía nada, pero tenía toda la piel colgando. Luego sólo recuerdo a uno de los chicos que estaba totalmente quemado y muchos cascotes, bajo los cuales me imaginé a los demás enterrados”, afirmaba el ahora fallecido en una entrevista concedida entonces a FARO.

Años después, la historia se repetiría. Otra explosión en 1997 causaba la muerte a su padre, Aquilino Martínez Bruzada, de 70 años. El hombre no manipulaba nada, pero estaba al lado de más de dos kilos de pólvora. Ayer, casi doce años después, la tragedia volvió a este taller pirotécnico.