El grupo de 25 bandidos, a los que la Policía acusa de tener lazos con la guerrilla musulmana del Frente Moro de Liberación Islámica y el grupo terrorista de la Yemaa Islamiya, se dedicaba a extorsionar a pequeños mineros y hombres de negocios de Pantukan, un pueblo rico en oro.

Varios de los malhechores que resultaron heridos fueron trasladados a algún lugar de Davao Oriental para curarlos, mientras que el agente herido también está hospitalizado, indicó el teniente Ronald de la Rosa.

Éste es el cuarto tiroteo registrado este mes en plena calle entre delincuentes y policías, y el tercero en una semana.

Cuatro supuestos secuestradores murieron el martes en la ciudad de Valenzuela (Metro Manila) y otros ocho atracadores perdieron la vida por el mismo motivo el domingo pasado en el norte de Filipinas.

Días antes, el 5 de diciembre, unas 16 personas, incluidos 12 supuestos delincuentes, murieron en un intercambio de disparos con la Policía en Parañaque, otro de los municipios que conforman la metrópolis de Manila.

Aquel día, tres civiles fallecieron, entre ellos una menor, por lo que la Comisión de Derechos Humanos del Gobierno estudia si los policías reaccionaron con demasiada ligereza, una circunstancia que los dirigentes policiales han negado.

La Policía de Filipinas ha sido acusada con anterioridad de asesinar a sospechosos y borrar las evidencias, delitos que nunca han sido probados y por los que ningún agente ha sido juzgado.