Maximino Couto escribió ayer el último capítulo de la macabra historia que protagonizó durante los últimos años. Tras haber sido juzgado por violencia de género y 18 días después de haber matado a su novia en Ponte Caldelas y de herir a otras tres personas cuando disfrutaba de un permiso penitenciario, en la madrugada de ayer decidió suicidarse. El presunto homicida, valiéndose de las sábanas, se colgó desde la ventana de una celda cuando estaba a punto de ser trasladado desde A Lama a una cárcel de la provincia Palencia.

Este sexagenario, que no estaba sujeto al protocolo de suicidios al no serle advertidas tendencias que pusiesen en peligro su existencia, se quitó la vida aprovechando su provisional estancia en el módulo de ingresos, salidas y tránsitos. Repartidos de dos en dos en cada celda, los presos que iban a ser reubicados en otras prisiones pasaban allí la noche antes de emprender el camino a primera hora de la mañana. El compañero de habitación de Couto dio la voz de alarma cuando lo descubrió suspendido en el vacío, alrededor de las 06.00 horas.

A partir de ese momento nada se pudo hacer por reanimar a este vecino de Mourente. Los servicios médicos del recinto sólo pudieron constatar su fallecimiento y, tras dar aviso al Juzgado de Guardia, el cuerpo fue trasladado al Instituto Anatómico Forense de Pontevedra para que se le practicase la autopsia. Hoy, a las diez y media de la mañana será enterrado en el cementerio de la parroquia en la que tenía su domicilio.

El traslado de Maximino Couto a una cárcel fuera de Galicia fue aprobado hace días debido a la repercusión social que el homicidio de su novia, Rosario Peso, había provocado en el entorno. También se dio el visto bueno al constatarse la práctica ausencia de relaciones familiares o afectivas en la provincia, según apuntan fuentes de instituciones penitenciarias.

Y es que el homicida suicida disponía de un permiso penitenciario cuando asesinó a su novia, el pasado 29 de noviembre. Ésta había llegado a insistir al director de la prisión de A Lama para que le concediese el permiso. Algo que su víctima reclamó también ante el juez y después en prisión, en repetidas ocasiones.

Durante ese permiso y después de haber quitado la vida a su compañera, Couto se dirigió al domicilio de su ex esposa, al que tenía prohibido acercarse a menos de dos kilómetros desde que fue condenado a prisión por agredirla. Couto se desprendió del GPS que llevaba y se presentó en la casa. Al no encontrarla allí, hirió con un cuchillo a un matrimonio de vecinos que había declarado en el juicio en su contra y después a un policía que intentó reducirle.

El asesinato cometido por Couto provocó un gran revuelo mediático al estar controlado el preso con un GPS por Instituciones Penitenciarias durante el permiso. Un dispositivo cuya vigilancia no se habría efectuado de manera adecuada según se denunció horas después.

Aun si el procedimiento se hubiese desenvuelto de manera correcta, el interno podría haber asesinado a la que era su actual pareja, de la que no tenía dictada orden de alejamiento ni se conocía agresión anterior. Sin embargo, se podrían haber evitado las tres agresiones cometidas posteriormente. El sindicato de prisiones Acaip defendió que el funcionario del centro de vigilancia recibió el salto de de alarma media hora después de que Couto se desprendiese de la pulsera, debido a fallos técnicos.

Instituciones Penitenciarias señaló que "desde que ingresó" en el centro penitenciario, Maximino Couto estaba siempre acompañado por otro preso, pero desvinculó este hecho del protocolo de suicidio y precisó que era "difícil evitar" lo sucedido. Por su parte, tanto la representante del sindicato CSI-CSIF en la prisión de A Lama Berta Fernández, como el delegado de Acaip en el penal, confirmaron que el reo no estaba sujeto al protocolo de suicidio "porque ni mostró arrepentimiento de los hechos, ni se preveía que se iba a suicidar".

En este sentido, Fernández puntualizó que Couto tampoco presentaba actitud depresiva y realizaba una vida en prisión "con total normalidad". Al respecto, el sindicato de prisiones Acaip reiteró que Couto "no estaba en prevención de riesgo de suicidio" y recalcó que cuando regresó a la prisión tras el crimen del día 29 "entró amenazante" y dijo al juez que "quería terminar el trabajo".