efe  Madrid

La Policía Nacional ha detenido en Madrid y Toledo a 16 personas de nacionalidad nigeriana, miembros de una organización dedicada a la inmigración ilegal, la falsificación de documentos, la extorsión y el secuestro de compatriotas y que no dudaba en amenazar a sus víctimas con rituales de vudú.

La banda, que se autodenominaba "Eye Society" y a la que también se le imputan diversos delitos de tráfico de drogas y estafa, estaba afincada en España aunque contaba con ramificaciones en otros países de la Unión Europea.

Las investigaciones se iniciaron el pasado mes de julio tras la denuncia de un ciudadano nigeriano, que aseguró que había sido abordado de forma violenta por un grupo de compatriotas que, tras interrogarle sobre su vida privada, le reclamaron 1.500 euros. Para convencerle de lo que ocurriría si no pagaba, lo encerraron en el maletero de un coche junto a un bulto que simulaba ser un cadáver, no sin antes despojarle de sus objetos personales. Tras pasar una noche entera en poder de sus captores, consiguió escapar cuando era conducido a una sucursal bancaria para retirar el dinero.

Policías de la Brigada Provincial de Extranjería de Madrid pronto se dieron cuenta que el relato denunciado no era un hecho aislado, y que la "Eye Society" era una organización perfectamente organizada especializada en el tráfico de drogas, la estafa, la extorsión y las coacciones para ejercer la prostitución.

En los registros practicados en Madrid, Camarma de Esteruelas y Getafe, y en la localidad toledana de Yuncler, los agentes encontraron pasaportes y tarjetas de residencia falsificados, justificantes bancarios de los ingresos fruto de las extorsiones, "bellotas" de hachís y rituales de vudú. También se les intervino un turismo Ford Focus que utilizaban en sus secuestros.

Entre los arrestados se encuentran los cinco cabecillas de la red: Julios O.O, de 29 años; Kayode O.O, de 30; Kenneth A., de 36; Lucky S, de 25 y Godpower A. de 30 años, con 17 antecedentes policiales por delitos de todo tipo.

Un grupo escurridizo

Las investigaciones policiales para desenmascarar este grupo delictivo fueron trabajosas, ya que muchas de sus víctimas optaron por callarse ante las amenazas sufridas.

Los cabecillas de esta banda abusaban de ello y el silencio de sus compatriotas les permitía moverse de un lado a otro sin temor a ser denunciados.

El valor del nigeriano que pudo escapar de sus garras fue la clave que dio pie a la desarticulación de la banda. Posiblemente ahora, al saber sus compatriotas que están a buen recaudo, se atrevan algunos de ellos a denunciar la extorsiones y amenazas que sufrieron.