Fitipaldi ha vuelto a las andadas. Un conocido delincuente habitual lucense, con este apodo por su pericia al volante, huyó del módulo penitenciario del Hospital Xeral de Lugo tras agredir a una enfermera y desarmar al policía que lo custodiaba, contra el que disparó tres veces. Por suerte la pistola estaba descargada y el delincuente pudo volver a ser arrestado, ya que se cayó en su huida.

Marcos Fernández Pena vuelve a ser noticia. Apenas tres semanas después de salir de prisión tras cumplir condena por homicidio, este joven de 31 años se lió a navajazos en la madrugada del domingo con un ciudadano dominicano en la céntrica Rúa San Pedro de Lugo. Tras ser detenido, como presentaba una puñalada en el costado, fue ingresado en el módulo penitenciario del hospital. En esta unidad, pese a estar herido, cogió como rehén a una enfermera, a la que amenazó con acabar con su vida, colocándole en el cuello un gancho metálico que había arrancado del portasueros.

Y le exigió al policía que le custodiaba que le entregara la pistola. Cuando el agente se la dio, Fitipaldi intentó varias veces disparar contra él, pero el arma estaba descargada. Entonces, tras un forcejeo, huyó del hospital saltando por una ventana desde la primera planta. En la caída se fracturó una vértebra. De nuevo fue arrestado e ingresado en el módulo penitenciario, en donde permanecerá hasta que reciba el alta para ser puesto a disposición judicial.

Marcos Fernández se dio a conocer a mediados de los 90 por robar coches y protagonizar persecuciones policiales de película. Incluso sustrajo la furgoneta de una funeraria cuando sus empleados estaban instalando una capilla ardiente en una casa. Después fue condenado a 4 años y medio de prisión por matar en abril de 2003, en legítima defensa, a Manuel Vázquez, alias el carnicero, durante una reyerta.