Nada lava más blanco que un billete de lotería premiado, un auténtico cheque al portador y libre de impuestos al menos durante el primer año. Ante una inspección de Hacienda o una investigación policial, quienes han hecho dinero mediante actividades delictivas pueden argumentar que el origen de su riqueza procede de un golpe de azar. A ver quien demuestra que la fortuna no ha ido a sonreirles en varias ocasiones.

La compra de billetes de lotería premiados tiene un mercado paralelo y negro con tarifas "oficiales" que rondan el 20 por ciento de la cantidad premiada y que puede llegar hasta el 40 por cien "según de la cantidad que se hable y la habilidad negociadora del que vende el billete", explica, Julio Ramsés Pérez, delegado de la asociación de Inspectores de la Agencia Tributaria en Galicia.

Este mercado negro de venta de billetes está formado por "empleados bancarios desleales, abogados e incluso gestores que, a su vez, cobran una comisión", afirma. "Casi siempre el primer eslabón surge en la oficina bancaria donde va a ingresarse el premio. No es el Banco, sino algún empleado que nunca actúa en nombre de la entidad. De hecho ha habido despidos por estas prácticas, aunque no se le da publicidad", estima el delegado de la asociación de Inspectores de Hacienda.

Este mercado negro, advierte, "es más habitual de lo que parece y no sólo lo utilizan personas que quieren blanquear dinero de negocios ilegales".