Poco imaginaba el cauteloso Daniel Baúlo que había contratado para el transporte de su alijo de cocaína a policías británicos, y que el barco que le brindaban los marineros a suerte era de la Aduana. La singladura del Atlantic Warden, interceptado en el Atlántico, estaba controlada por las fuerzas antidroga desde el principio. Los agentes habían tardado tres años en conseguir la confianza de la organización. Las numerosas reuniones realizadas en distintos países del norte de Europa, en Portugal y en España fueron estrechamente vigiladas.

Daniel Baúlo es un viejo conocido de las fuerzas antidroga, que ha gozado de beneficios carcelarios y policiales tras su autoinculpación para denunciar al clan Charlín. Hijo de un narco especialistas en transporte marítimo de drogas asesinado en 1994 a manos de sicarios colombianos tras testificar contra el clan Charlín -con quienes trabajaban habitualmente-, se autoimputó para que la Justicia procediera contra sus antiguos socios, ya que los sicarios también habían dejado parapléjica a su madre. Ello no impidió que se casara con una sobrina del Patriarca del clan rival.

Detenido en varias ocasiones por tráfico de cocaína, fue condenado por la Audiencia Nacional e indultado por el Gobierno.

A primeros de junio de 2005 fue detenido por el alijo del Atlantic Warden , y apenas una semana después era juzgado en la Audiencia Nacional con el clan Charlín por los 3.000 kilos de cocaína del pesquero Halcón II intervenido en 1990. En verano, sin embargo, Garzón le otorgaba la libertad provisional bajo fianza de 12.000 euros. Pendiente de juicio, volvía a ser apresado en enero de 2007 con su cuñado José Benito Charlín, como pieza clave de la red del colombiano Vélez.