Seis años, un mes y trece días. El padre de una niña viguesa que falleció en 2002 víctima de un accidente de tráfico pronunció ayer esta frase en repetidas ocasiones en los pasillos de los juzgados. Y lo hacía con una mezcla de dolor, indignación e impotencia. Esos más de seis años era el tiempo que llevaba esperando para que por fin se celebrase el juicio contra el conductor que provocó el siniestro en el que murieron su hija de 9 años y una mujer de 43 en 2002. Pero la vista se suspendió: la incomparecencia de cinco psiquiatras obligó a aplazar la sesión hasta el 27 de noviembre, un nuevo retraso que fue recibido con muestras de desolación por los familiares de las víctimas.

El joven José Manuel P.R. apenas estuvo unos minutos sentado en el banquillo de los acusados. El tiempo que empleó el titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Vigo en explicarle a él y a los testigos el motivo del aplazamiento de la vista en la que se iba a juzgar lo ocurrido la madrugada de aquel 2 de junio de 2002 en la avenida de Castrelos, cuando el imputado se estrelló con el Rover 216 de su padre contra un Peugeot 205 en el que iban una mujer y tres niñas que volvían de una Primera Comunión. La conductora y Cristina, una de las pequeñas, murieron. Las otras dos menores ingresaron en la UCI y salvaron su vida. El fiscal relata que el acusado iba a más de 115 kilómetros por hora, conduciendo en zig-zag y realizando adelantamientos prohibidos. La excesiva velocidad provocó que acabase perdiendo el control de su vehículo, lo que motivó el fatal desenlace.

Ante la incomparecencia de los psiquiatras, la suspensión fue solicitada por la abogada defensora, que alega que el conductor sufría un trastorno esquizofrénico, lo que, de probarse, supondría una atenuante que rebajaría la pena. El fiscal, que pide 3 años de cárcel, considera que los problemas mentales fueron posteriores al accidente. Al contrario, sostiene que es un conductor "temerario y homicida".

Este caso es un ejemplo de la lentitud con la que actúa muchas veces la Justicia. La causa llegó al Juzgado de lo Penal 2 en una época en la que sufría una gran saturación de asuntos. Cuando por fin se iba a señalar el juicio, tuvo que ser devuelta al juzgado de Instrucción ya que esta última sala, por un defecto de tramitación, no le había dado traslado del asunto a la acusación particular que representa a la familia de la conductora fallecida. Tras solventar este error, volvió a Penal, donde ayer se tenía que volver a aplazar el juicio. Un letrado de la acusación lamentaba que este tipo de casos no se juzguen más rápido. "Todo retraso favorece al acusado; tienes mucha más fuerza si se celebra pronto".