El pontevedrés de 45 años acusado de violar a su sobrina, Manuel B.P., pasó ayer de enfrentarse a una petición de pena por parte de Fiscalía que alcanzaba los 32 años de cárcel por dos delitos de violación y otros dos de agresión sexual, a una solicitud de condena de 8 años y medio por un delito continuado de agresión sexual.

El Ministerio Público rebajó su calificación para adecuarse a la legislación vigente en el momento en el que se produjeron los hechos, cuando el acceso carnal con los dedos no estaba tipificado como violación, un extremo que el actual Código Penal sí recoge como tal.

En cualquier caso, el fiscal considera probado que los hechos que denunció la joven son ciertos. Ésta asegura que fue víctima de abusos por parte de su tío político desde el año 1993, cuando contaba sólo con 13 años de edad, tocándole pechos y nalgas. No obstante, según explicó el fiscal, los hechos que fueron objeto de juicio durante la vista oral celebrada ayer se ceñían a lo sucedido a partir del año 1995, al haber prescrito los anteriores.

Durante el juicio, que transcurrió a puerta cerrada, la víctima ratificó que casi con una frecuencia diaria era objeto del acoso de su tío y que en la primavera del año 1995 el acusado le introdujo las manos por debajo de una manta con la que ella se cubría, tocándole los pechos e introduciéndole los dedos en la vagina. Asimismo, recordó que en la primavera de 1996, en el verano de 1997 y en 1998 se produjeron encuentros similares y que continuó intentando abusar de la joven hasta 2004. Los hechos tuvieron lugar en el edificio en donde ambos residían.

Las declaraciones de los peritos sí fueron a puerta abierta. El equipo psicológico forense de la Universidad de Santiago concluyó que "lo que denuncia la víctima ocurrió en realidad" ya que padece un cuadro de daño psíquico "que coincide con el tipo de delito" descrito. La joven no denunció hasta el año 2006, en el que acudió a un psicólogo por un cuadro de depresión y ansiedad bastante "significativo" y acabó desvelando a este profesional lo que, según ella, había ocurrido con su tío.

Por su parte, el acusado se declaró inocente y su defensa alegó que la joven pudo "malinterpretar o sexualizar" lo que eran "simples bromas" algo que le resulta difícil de creer al fiscal.