En la sentencia, hecha pública hoy, el juez sostiene que el procesado, Enrique C.V., quiso engañar y violar la intimidad de su suegra cuando colocó la cámara escondida en el lavabo para grabar imágenes sin su consentimiento.

El acusado reconoció durante la vista haber instalado la cámara escondida en el cuarto de baño de su domicilio, en Corbera de Llobregat (Barcelona), pero sólo para hacer pruebas, sin intención de grabar a su suegra haciendo sus necesidades.

Pero por la ubicación de la cámara, encima de la ducha del lavabo y enfocando directamente al inodoro, entiende la juez que el acusado sí quiso violar la intimidad de la mujer.

No obstante, la juez del juzgado de lo Penal número 11 de Barcelona tiene en cuenta que el acusado, pese a saber lo que hacía cuando instalaba la cámara, tiene las facultadas cognitivas y volitivas limitadas, según los informes forenses.

Es por ello que le aplica una atenuante de alteración psíquica que rebaja hasta poco más de un año la pena de tres años de cárcel solicitada por la Fiscalía y la acusación particular.

El condenado, que no tiene antecedentes penales, deberá indemnizar a su suegra con 1.200 euros por los perjuicios y costear los trámites procesales.