Dame 900 euros en silencio o te hago daño", decía una nota manuscrita hallada junto a un tanga de mujer por la Policía en el bolsillo de la cazadora que llevaba Juan Carlos Lago Encisa cuando le registraron en la comisaría de Vigo, al ser detenido por el crimen de Candeán diez días después. El acusado del asesinato de María del Carmen Casal, ocurrido el 2 de septiembre de 2004 en la parroquia viguesa, declaró espontáneamente en el coche patrulla a los agentes que le arrestaron que había propinado "una paliza" a la víctima, porque la saludó y ella no respondió, a la vez que le llamó "borracho", según declararon ayer los policías en la segunda jornada de la vista oral que se celebra en la Sección Quinta de la Audiencia en Vigo.

Los agentes testificaron que cuando le detuvieron, en la mañana del 13 de septiembre de 2004, Juan Carlos Lago admitió que había tenido un enfrentamiento con ella días atrás. Explicó que les dijo que ella le llamó "borracho", por lo que la golpeó y la llevó a empujones hasta una zona de maleza. Añadió que cuando ya se iba, volvió a insultarlo y él regresó y le dio una paliza. Después guió a los agentes al lugar donde tiró un monedero, el teléfono móvil de la víctima y la tarjeta del mismo, que rompió en la alameda de Candeán. Todos fueron recuperados.

En la sesión de ayer también prestaron declaración los responsables de las inspecciones oculares del lugar donde apareció el cuerpo sin vida de la víctima y de la vivienda del imputado en la parroquia de Cabral, donde se incautaron de varias prendas de ropa, un reloj y unas tijeras.

Por otra parte, los policías confirmaron que el cuerpo de María del Carmen Casal apareció semidesnudo, cubierto en parte por helechos, con una manga de su chaqueta marrón en la boca y una bolsa de plástico en la cabeza. Sobre los helechos estaba la ropa interior de la víctima, que al ser volteada presentaba su mano izquierda sobre un seno, como queriendo taparlo con el mandilón que vestía. Cerca, encontraron los restos del bocadillo que el acusado se comió tras el crimen.

El mandilón, explicaron, no tenía manchas de sangre pese a que el cadáver presentaba una herida incisa de 11 centímetros en la espalda y dos en un pecho, que previsiblemente fueron hechas cuando María del Carmen estaba desnuda. Añadieron que entre las piernas tenía la combinación, y entre las nalgas un objeto extraño, lo que podría indicar algún tipo de agresión sexual, aunque serán los forenses quienes determinen este aspecto.

Los investigadores explicaron que el lugar donde se arrancó el mojón con el que se golpeó la cabeza de la mujer, previsiblemente una vez que ya estaba muerta, se encontraba a unos 40 metros de donde se halló junto al cadáver y pesaba unos 6 ó 7 kilos. Cabe recordar que Juan Carlos Lago declaró el primer día de juicio que lanzó la piedra al aire sin querer dar a la mujer, aunque la alcanzó en la cara y en la cabeza.

Por el estrado de los testigos pasaron ayer varios vecinos de Candeán que reconocieron al extraño merodeador que habían visto por Candeán semanas previas al asesinato de María del Carmen Casal en la persona de José Carlos Lago, sentado en el banquillo de los acusados.

Le describieron como una persona "extraña" que iba sola y merodeaba por la carretera de Maceiriña, donde se encuentra la casa en la que trabajaba la víctima, y por el monte Vixiador, en cuya cantina solía tomarse una cerveza aunque ninguno lo vio "borracho o tambaleándose". Explicaron que caminaba con la cabeza baja, pero "miraba de forma extraña" y en algunos casos gesticulaba, lo que atemorizaba a las mujeres que se cruzaron con él. Una de las testigos lo vio en la cantina del Vixiador a las 5 de la tarde el día del asesinato, que tuvo lugar por la mañana.

La descripción de los testigos llevó a la Policía hasta Juan Carlos Lago, que siempre vestía la misma ropa. Inicialmente creyeron que podría ser su hermano, que tiene antecedentes, con el guarda un gran parecido.