Carmen Casal, de 42 años, salió el 2 de septiembre a primera hora de la mañana hacia su trabajo en el servicio doméstico, situado a unos 15 minutos de distancia, pero ya no llegó. La víspera le comentó a su novio que había un hombre pro la zona que la atemorizaba, pues la miraba de "forma extraña", según expuso ayer ante el tribunal su pareja, que también había visto a Juan Carlos Lago por allí.

Divorciada y madre de dos hijos, uno de ellos menor el día de su asesinato, se ocupaba también de cuidar a sus padres, ancianos y enfermos en la vivienda que todos compartían, así como el bar ubicado en la planta baja. Tras su muerte, su hijo mayor tuvo que dejar de estudiar y ponerse a trabajar, según reconoció ayer en la vista. Acudió como testigo pues junto al novio de su madre y un amigo fueron quienes aquella madrugada encontraron el cadáver tras buscarlo por la ruta habitual que la mujer hacía para ir a trabajar. También declaró ayer Ricardo León, cuñado de la víctima, que fue quien identificó el cadáver. Ahora preside la Asociación de Vïctimas de Crímenes Violentos, Avidev, creada para dar apoyo a las familias que sufren estos trágicos crímenes.

Bajo una gran pancarta en la que se leía "Por el cumplimiento íntegro de las penas" y con pegatinas de "Eu non soi cómplice", familiares de otras víctimas mostraban su apoyo a la familia de Carmen Casal. Ricardo León manifestó que esperan que el tribunal imponga las máximas penas posibles por cada delito "ya que no cumplirá ni la mitad de la suma de todas". Carmen Casal era una mujer fuerte, por lo que la familia considera que su asesino la vigiló y la esperó en el atajo que siempre cogía. Tras desnudarla por completo "la humilló" y mantuvo su sufrimiento "viva y desnuda hasta el final". Días después, según el fiscal, intentó acosar a la dependienta de una tienda de pinturas.