La Policía Nacional anunció ayer la desarticulación de una banda integrada por 87 nigerianos, establecida en el sur de Madrid, que se dedicaba a estafar a través del fraude de las "cartas nigerianas", por el que llegaron a timar a 1.200 personas de 87 nacionalidades, principalmente residentes en EE.UU y la UE. Las "cartas-cebo" comunicaban a las víctimas que habían ganado la lotería y que les correspondía un suculento premio por el que debían abonar gran cantidad de dinero en concepto de impuestos. De esta forma, los estafadores consiguieron timar unos 170 millones de euros, aunque sólo 20 millones han sido denunciados.

Los estafadores redactaban cartas trampa y las enviaban a direcciones que obtenían al azar en el listín telefónico. En el texto decían que la lotería española estaba haciendo una campaña internacional de promoción y que

habían sido ganadores de un premio comprendido entre los 600.000 y los 3 millones de euros.

Al recibir la misiva, pocos se resistían a ingresar en su cuenta tal cantidad de dinero, por lo que seguían al pie de la letra las instrucciones. Así, en la carta constaba un número de teléfono en el que podían comprobar que estaban entre los agraciados y justo entonces les comunicaban que debían abonar cantidades de dinero comprendidas entre los 900 y los 90.000 euros en concepto de impuestos o gastos de custodia o emisión de certificaciones.

La banda lo tenía todo tan controlado que para evitar las sospechas de la víctima, les invitaban a viajar a España para recoger su premio en persona, pero lo que les entregaban eran fajos de billetes falsos, con tan sólo algunos auténticos en la parte superior. De esta forma, un total de 1.200 víctimas cayeron en la estafa. Entre los afectados hay personas de todos los estratos sociales, como universitarios, jubilados o profesionales liberales.

Algunas víctimas llegaron a sospechar, pero al verse envueltas en un proceso de "autoengaño", continuaban pagando con la esperanza de que algún día multiplicarían lo invertido. Los agentes calculan que la cantidad estafada alcanza los 170 millones de euros, siendo de media lo abonado por cada estafado unos 18.000 euros. Uno resultó ser un obispo anglicano que viajó a Madrid y entregó a la banda 30.000 euros en persona, además de transferencias hechas desde Reino Unido.

Se llegó a dar el caso de que, a la llegada de víctimas al aeropuerto, la Policía les alertaba de que estaban siendo estafados, y éstas hacían oídos sordos pensando que los agentes querían quedarse con el dinero.