La tragedia ocurrió anoche en la provincia de Ranong, al suroeste del país, y limítrofe con Birmania, donde operan las bandas dedicadas al contrabando de inmigrantes destinados a suplir la demanda de jornaleros para trabajar en la agricultura o en la construcción.

El jefe de la comisaría provincial, coronel Kraithong Changtongbaind, dijo a la prensa que cuando los agentes llegaron al lugar tras recibir una solicitud de auxilio, encontraron muertas a 54 personas en el contenedor del camión, de unos seis metros de largo por dos de ancho.

Del total de víctimas mortales, 37 eran mujeres y el resto hombres.

El conductor del camión, de la empresa Rung Thip, habilitado para transportar pescado, huyó del lugar poco después de que detuvieran el vehículo a raíz de los gritos de auxilio y los golpes que dieron los inmigrantes en las paredes del contenedor.

"Desconocemos el motivo por el que el conductor no puso en marcha el sistema de ventilación", declaró a los periodistas el subdirector provincial de la Policía, coronel Narin Bussayawit.

Por su parte, supervivientes relataron a la Policía que el conductor del camión no puso en marcha el aire acondicionado en ningún momento a lo largo del trayecto, de unas dos horas, que se inició en Victoria Point, localidad pesquera y habitual punto de tránsito de la inmigración ilegal.

"No tenemos certeza de cuánto tiempo permanecieron encerrados en el camión, pero si sabemos que estuvieron sin ventilación", manifestó el sargento Phuvanai Wattanasamai.

El camión fue encontrado a unos seis kilómetros de la costa en la que el pasado miércoles fueron desembarcados los inmigrantes que partieron el mismo día de Birmania en barco de pesca.

Según el coronel Changtongbaind, los birmanos pagaron cada uno 5.000 bat (unos 160 dólares) para ser transportados hasta la turística provincia de Phuket, situada a unos 150 kilómetros al sur de la de Ranong, y donde varias decenas de miles de birmanos trabajan en situación ilegal.

Otras 21 personas fueron luego ingresadas casi inconscientes en el hospital general de Ranong, la provincia de Tailandia en la que se concentra la mayor parte de la inmigración birmana.

La Policía afirmó que lleva a cabo una investigación para identificar a los miembros de la banda de traficantes de personas, un negocio ilegal que ha crecido durante la última década.

Los grupos comprometidos con la defensa de los derechos humanos han denunciando en reiteradas ocasiones el abuso y la explotación a la que están sometidos los inmigrantes birmanos por parte de los empresarios sin escrúpulos.

Según el Ministerio de Trabajo, los birmanos representan el grueso de los cerca de 540.000 inmigrantes que disponen de permiso oficial para trabajar en Tailandia, pero se calcula que más de un millón de la misma nacionalidad son ilegales.

Los inmigrantes birmanos sin su documentación en regla, desarrollan, por lo general, los trabajos que los tailandeses rechazan por ser demasiado sucios, peligrosos, o por estar mal pagados.

En diciembre del año pasado, las autoridades descubrieron cerca de la costa tailandesa los cadáveres de 22 birmanos que flotaban sobre el agua, y que al parecer perecieron ahogados cuando se hundió la embarcación que les llevaba a Tailandia.

Birmania (Myanmar), país regido por una Junta Militar, es uno de los países más pobres de Asia.