Dos nuevas detenciones en Lleida y Vitoria han llevado a la Policía a dar por desarticulada la banda que secuestró en Madrid al empresario vasco Pedro Luis Aguirre Ormaechea, de 62 años, liberado a finales de marzo tras 15 días de cautiverio en Portugal en una operación conjunta de las fuerzas de seguridad lusas y españolas y por quien pedían un rescate de 11 millones de euros.

El arrestado en Cataluña es sobrino del supuesto cabecilla del grupo, José Carlos Serna Sánchez, y se habría encargado de golpear y maniatar a la víctima. Al parecer cuenta con numerosos antecedentes. En el País Vasco fue apresado el supuesto intermediario que facilitó el chalé alquilado en Muros donde pasaron los primeros días del secuestro.

Pedro Aguirre y el directivo una de sus empresas de alimentación José María Navajas, fueron secuestrados en un hotel de Madrid al que habían sido atraídos para cerrar un negocio de pescado congelado con unos ciudadanos argentinos.

Desde el primer momento los secuestradores intentaron hacer creer que la víctima había hecho una escapada voluntaria y se encontraba de "picos pardos" en Vigo. Esta línea es la que también siguió ante la policía viguesa, bajo amenazas de muerte de los captores a su familia, José María Navajas, al que dejaron en libertad cerca del aeropuerto de Peinador varios días después, mientras seguían camino hacia el Algarve con el empresario.e

Precisamente fue Pedro Aguirre quien, a través de frases incoherentes a su familia, facilitó las claves para su rescate en Portugal y permitió al Grupo de Secuestros y Extorsiones de la Policía Nacional que controlaba las llamadas dar con sus captores. Los agentes contaban ya con la matrícula y el modelo del Mercedes que conducía una de las mujeres de la banda, pues el empresario se comunicó con un empleado y le pidió que le llamaran cada media hora. Y es que en la reunión prevista en La Moraleja en vez de los argentinos acudieron dos mujeres. Una dijo que era la secretaria y debían ir un hotel.

Pedro Aguirre hablaba a diario con su mujer y llegó a decirle que no pasaba nada, que se estaba divirtiendo, pero después indicaba que tenía un cáncer; mencionó el nombre de un amigo que es Guardia Civil, pidió que regresara su hermano de Estados Unidos porque sólo él podía resolver el problema de una deuda, y llegó a mencionar al empresario Revilla secuestrado en su día por ETA. Estos datos llevaron a los investigadores hasta José Carlos Serna, quien además de 11 millones de euros exigía como rescate que Aguirre retirara la demanda que interpuso por una presunta estafa de tres millones de euros en la adquisición de una finca que no llegó a formalizarse.