Una larga y compleja investigación que por fin parece haber dado resultados. Más de dos años después del crimen, agentes de la Guardia Civil han detenido al marido de Elena Calzadilla, la azafata viguesa hallada muerta en diciembre de 2005 en su casa de veraneo de Porto do Son, por su presunta implicación con este homicidio. El de Ernesto Mouzo Barros, de 40 años y que tiene dos hijos en común con la víctima, no fue el único arresto practicado en este importante avance que ha dado la investigación: junto a él, aunque con un día de diferencia, también fue apresado un hermano suyo y cuñado de la fallecida. Los dos fueron trasladados desde Vigo a las dependencias de la Comandancia de la Guardia Civil de A Coruña, en las que fueron interrogados y donde permanecían a última hora de ayer. Una vez concluyan las diligencias, ambos serán puestos a disposición del juez de Noia que lleva la instrucción del caso. La investigación sigue abierta.

La detención de Ernesto Mouzo, que fue llevada a cabo por agentes que se trasladaron expresamente desde A Coruña ya que es allí donde se centralizó la investigación, se produjo a primera hora de la tarde del martes en la empresa de Porriño en la que trabaja. Ese mismo día, los agentes lo llevaron a su domicilio de Vigo, donde practicaron un registro, para posteriormente trasladarlo hasta A Coruña, donde le tomaron declaración, según pudo saber este periódico. Y en la jornada de ayer, sólo un día después, se practicó el arresto del hermano, al parecer en la zona portuaria viguesa, donde tendría su puesto de trabajo. En este caso, también se realizó un exhaustivo registro en su vivienda.

Dado el secreto de sumario impuesto por el titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Noia, que es el que lleva el asunto dado que el crimen se produjo en Porto do Son, el mutismo es absoluto

Pesquisas

La Brigada de la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña se hizo cargo desde un primer momento de esta investigación, en la que también se contó con la colaboración de un equipo especial de Madrid, según confirmó en su día el delegado del Gobierno Manuel Ameijeiras, y se llegó a remitir el caso a la Interpol para comprobar si existían asesinatos similares. Los agentes ha-bían intensificado las pesquisas en los últimos meses con continuos viajes a Vigo y a Porto do Son y con nuevos interrogatorios.

La Guardia Civil investigaba desde hace tiempo al marido de Elena Calzadilla y desde un primer momento centró las pesquisas en el entorno más próximo a la víctima. El crimen ocurrió el 6 de diciembre en el chalé de Porto do Son del matrimonio, al que se había trasladado la víctima desde Vigo -residía en una vivienda en la parroquia de Beade - para recoger algunas prendas de verano ya que al día siguiente se iba de viaje con su marido ahora detenido a las islas Canarias con motivo del puente de la Constitución. El propio Ernesto Mouzo fue quien descubrió el cadáver, ya que, según declaró entonces a la Guardia Civil, decidió trasladarse hasta la localidad coruñesa ante la tardanza de su mujer y al no responder ésta a las llamadas telefónicas.

En su declaración tras el crimen, en el que al parecer proporcionó una coartada, aseguró que al llegar a la casa se encontró con el cuerpo sin vida de Elena y uno de los ventanales de la vivienda roto. La mujer presentaba un fuerte golpe en la cabeza propinado con un arma que nunca se encontró. El marido, tras estos hechos, fue arropado, igual que sus hijos, por familiares y amigos en el funeral de la asesinada.

El hecho de que estuviese la ventana rota hizo sospechar en un principio de un robo. Pero este móvil pronto se descartó: en el interior de la casa todo estaba en orden. Fue entonces cuando las indagaciones se centraron en el entorno de la víctima y, a lo largo de estos dos años, también ganó peso la teoría del crimen por encargo, por la ausencia de huellas, la frialdad con la que se cometió y lo preparado que parecía estar.