Enterró a sus víctimas en un foso y en una leñera

Crónicas publicadas por el "Heraldo de Aragón" sobre Antonio Gali.

Crónicas publicadas por el "Heraldo de Aragón" sobre Antonio Gali.

Redacción / OURENSE

La España del Mundial de Fútbol del 82 se asomaba a Europa y al mundo cuando Antonio Gali Balaguer, mecánico de profesión y con antecedentes por abusos deshonestos demostró su sádica capacidad, como reflejan las crónicas del periódico "Heraldo de Aragón", que en 1992 publicaba un reportaje sobre los crímenes en la comarca de Caspe.

Era el inicio de una historia en la que el asesinato pasó a formar parte de sus señas de identidad, y que lo convertirían en uno de los reclusos con más años de condena.

Todo empezó en noviembre de 1982. Por aquel entonces, Antonio Gali convivía con el matrimonio formado por José Luis Laguna Valiente y Ángela y los tres hijos de éstos.

La crónica negra, que pasó a formar parte de los denominados "crimenes históricos" en la comarca de Caspe, iba a escribir una página que tiene a este valenciano como protagonista, y que desde ayer es el nuevo interno del Centro Penitenciario de Pereiro, de Aguiar, en Ourense, en el que no había estado.

Gali Balaguer era amante de Ángela, la mujer del pastor amigo con el que había compartido muchas cosas. Una noche, el pastor de La Cartuja decidió ajustarle las cuentas a su mujer por adulterio. Gali le hizo frente, tal y como narra el reportaje del "Heraldo de Aragón". El asesino dijo que con quien tenía que enfrentarse Luis era con él. Decidieron arreglarlo entre ellos. Antoni Gali, con la excusa de ir al servicio, fue a buscar un hacha que clavó en la cara del pastor, relata la crónica de sucesos de la época.

Después, escondió el cadáver en la cuadra y días más tarde lo enterró cuidadosamente. A la mujer le dijo que su marido se había marchado de la casa y que no volvería hasta que él abandonara el domicilio. Dos años después, el mecánico, siempre según este reportaje, abusó sexualmente de una niña de 11 años y ante el temor de que la víctima delatara lo ocurrido la ahogó en una bañera y enterró su cuerpo en la leñera.

La Guardia Civil detuvo a Antonio Gali como autor de la muerte de la niña y, el asesino, tras reconocer su barbarie, confesó su anterior crimen y relató con pelos y señales dónde había enterrado a Luis Laguna. El cadáver del pastor, envuelto en cal y en una manta, fue hallado en un foso de arreglar coches que el asesino había tapado con ladrillos.

Cuando la Guardia Civil descubría el crimen, -añade el reportaje de El Heraldo- Antonio Gali pidió un bocadillo y, al ver el cuerpo del delito exclamó: "Aún está el último cigarro que se fumó".

Esto indica el carácter frío de un hombre que, según expertos consultados en Ourense, reúne todas las características de un "sociópata", una persona que padece una enfermedad mental conocida como trastorno disocial de la personalidad. A veces se confunde con la de psicópata o con la de esquizofrenia. La visión del mundo que percibe el sociópata es clara y concisa. Fuentes consultadas en Ourense señalan que frente a la imagen de hombre educado y tranquilo que trasmite -de hecho ayer en el juzgado lo demostró con una aparente quietud- en ambientes del narcotráfico, en los que Antonio Gali se movía últimamente, le identifican como un hombre "muy temido" debido a su agresividad.

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