El fiscal pide 29 años para un monitor de Vigo acusado de abusar de una menor

El fiscal pide 29 años de prisión para un monitor de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día de Vigo acusado de abusar sexualmente durante varios años de una menor que, junto a su familia, era miembro de esa religión. El juicio, que tendrá lugar a puerta cerrada, comienza el próximo lunes en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, con sede en la ciudad olívica.

El ministerio público considera que el acusado, A. M. L., de 42 años de edad, es responsable de tres delitos de abuso sexual, dos de ellos continuados, de otro de intento de abuso sexual con acceso carnal y de uno de agresión sexual. Además de la pena de cárcel, pide que se le prohíba aproximarse o comunicarse con la presunta víctima durante cinco años.

Por su parte, la abogada de la acusación particular eleva su petición a 57 años y seis meses de cárcel y solicita que no se le permita aproximarse a la joven así como residir y acudir al concello de Vigo durante un plazo no inferior a los diez años. En cuanto a la responsabilidad civil, demanda una indemnización de 40.000 euros por los daños morales provocados.

Según se relata en el escrito de calificación del fiscal, el acusado era en el momento de los hechos miembro de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día, igual que la supuesta víctima y su familia, por lo que había entre ellos una "sólida amistad".

El imputado era monitor de la escuela sabática de la iglesia, que era una de las actividades dirigidas a menores y que se desarrollaba todos los sábados. La supuesta víctima era alumna suya, por lo que, afirma el ministerio público en su escrito, A.M.L. "fue ganándose el afecto, la confianza y el respeto de ésta".

Dependencias

El fiscal señala que los supuestos abusos comenzaron en 1991, cuando la menor tenía ocho años y continuaron, aunque interrumpiéndose durante alguna temporada, hasta 1999, cuando cumplió los 16 años.

De esta manera, prosigue la acusación pública, el procesado invitaba a la niña a subir hasta la cabina de sonido de la iglesia o a otras dependencias durante la celebración del culto y, una vez dentro, "asegurándose de que nadie los viera, sometía a la menor a prácticas sexuales". Los hechos, supuestamente, "fueron reproduciéndose en múltiples ocasiones, algunas, con una periodicidad semanal".

Según el fiscal, que afirma que los abusos también se produjeron en la casa del imputado, éste "además de servirse de la amistad personal y familiar existente y de la confianza que la menor tenía en él depositada por su condición de monitor, presionaba a ésta para que no contara a nadie ese secreto".

En el escrito de calificación se relata que cuando la joven ya había cumplido los 12 años el imputado fue a buscarla a su casa con el pretexto de realizarle unas fotos con otros niños y, tras llevarla presuntamente a un monte próximo a la ciudad, la trasladó a una explanada de las afueras de Vigo, donde al parecer la agredió sexualmente.

Tras transcurrir un período de tiempo, cuando la joven comenzó a ir al instituto, prosiguieron los abusos, que cesaron cuando cumplió 16 años. El ministerio fiscal afirma que como consecuencia de estos actos la joven fue diagnosticada de "trastorno por estrés postraumático", por lo que precisó tratamiento psicológico.