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La vida después de un ictus

Sonia Estévez sobrevivió a un ictus hace cinco años. Esta gallega de 46 años contará su experiencia como paciente en la «Jornada de prevención del ictus» que celebra hoy en Santiago con motivo del Día Mundial del Ictus.

Sonia Estévez.

Sonia Estévez. / FdV

Vigo

Aunque han pasado cinco años desde que Sonia Estévez Rodríguez, de 46 años, sufrió un ictus, reconoce que aún está en proceso de aceptación. «Sigo queriendo tener la vida activa que tenía antes y me cabrea no poder hacer las cosas que hacía antes», reconoce.

Sonia es una de las cerca de 7.000 personas en Galicia que cada año sufren un accidente cerebrovascular, una alteración que se produce cuando el flujo sanguíneo al cerebro se interrumpe por un bloqueo (ictus isquémico) o por una hemorragia (ictus hemorrágico). Esta falta de irrigación priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes, provocando su muerte y, con ello, posibles daños permanentes o discapacidad. En su caso, Sonia sufrió ambos tipos de ictus. Logró sobreponerse, aunque convive con secuelas cognitivas —problemas de concentración y memoria, dificultad para pasar de una tarea a otra y una intensa fatiga mental— y episodios frecuentes de migrañas que se desencadenan por estímulos luminosos, sonoros o por el agotamiento.

Cuando sufrió el ictus, en 2020, en plena pandemia de covid, estaba sola en casa —trabajaba como visitadora médica y realizaba teletrabajo—. Todo transcurría con normalidad hasta que empezó a tener dificultades para responder a los mensajes. «Entendía el contenido de los WhatsApp que me llegaban, pero no era capaz de escribir nada con sentido», recuerda.

Aunque en aquel momento no pensó que estuviera sufriendo un accidente cerebrovascular, tuvo claro que algo no iba bien y que necesitaba ayuda. «Con 41 años no piensas que te pueda dar un ictus, pero sabía que algo me estaba pasando», cuenta.

Consiguió comunicarse, no sin esfuerzo, con una amiga, Alicia. «Le mandé un mensaje, pero no entendió nada de lo que le decía, y yo tampoco era capaz de llamarla por teléfono. Por suerte, fue ella quien me llamó y pude descolgar. Vino enseguida a casa, avisó a urgencias y, ya en la ambulancia, sufrí una crisis comicial y perdí el conocimiento. Siete minutos más y no estaría viva», recuerda.

Lo siguiente que recuerda es despertarse en la UCI, rodeada de médicos. Permaneció ingresada veinte días. «Cuando me dijeron que había tenido un ictus, lo primero que les respondí fue que el martes tenía una reunión. No pensé en las posibles secuelas», relata.

Tras recibir el alta, descubrió que su vida había cambiado para siempre y que tendría que aprender a convivir con sus nuevas limitaciones. El primer paso fue mudarse a casa de su hermano y su familia, con quienes vivió los primeros seis meses —ahora vuelve a vivir sola—. El segundo fue afrontar la pérdida de su empleo: la empresa no adaptó su puesto y finalmente se le reconoció una incapacidad permanente total. «Me gustaría poder trabajar, porque necesito mantenerme activa, pero sé que, con mis secuelas, es muy difícil encontrar un empleo», admite.

«Tuve suerte. Estoy viva por siete minutos»

Sonia Estévez

— Sobreviviente de ictus

Los días de Sonia se dividen en dos partes. «Primero hago la parte de la mañana y luego induzco el sueño durante dos o tres horas para resetear mi cerebro y poder continuar por la tarde-noche. Con el autoconocimiento vas adquiriendo herramientas para llevarlo mejor», explica.

Acude a rehabilitación una vez por semana y, cada día, realiza los ejercicios que le marca su neuropsicóloga. También sale con sus amigos, aunque reconoce que su faceta social se ha visto resentida por el ictus. «Puedo salir a cenar con unos amigos, pero luego vuelvo a casa, no sigo con ellos. Tampoco puedo estar con más de 3 o 4 personas ni en sitios con ruido de fondo», comenta.

Sonia forma parte de la Rede de Cidadanía Activa de Persoas con Dano Cerebral, impulsada por Dano Cerebral Galicia, una iniciativa que busca promover mejoras en la atención y los derechos de las personas con daño cerebral. Uno de los frentes en los que trabajan es en la atención poshospitalaria. «El código ictus funciona muy bien, pero sentimos cierto abandono después del alta, no solo en el plano médico, sino también en el social. Y esto ocurre no solo en Galicia, sino en el resto de comunidades», subraya.

Jornada de prevención en Santiago

Sonia Estévez aportará su experiencia como sobreviviente de un ictus hoy en la «Jornada de prevención de ictus» que organizan en la Consellería de Sanidade Dano Cerebral Galicia y la Asociación Galega de Enfermería Familiar e Comunitaria (AGEFEC). La alianza que han formado ambas entidades tiene como objetivo principal la promoción de la salud para la prevención del ictus, que es la principal causa del 78% de los casos de daño cerebral adquirido. Esta colaboración fructificó en la elaboración de dos materiales informativos destinados a desmontar los mitos alrededor de la salud y a promover el control de los principales factores de riesgo de ictus. LA OMS determinó que hasta el 90% de los casos de ictus podrían evitarse interviniendo en los factores de riesgo. Ambos productos informativos, en forma de folleto y de cuaderno, se presentarán hoy (17.00 horas) en el Salón de Actos de la Consellería de Sanidade, en Santiago, dentro de esta jornada, por Noelia Rivada, de Dano Cerebral Galicia, y Uxía Rey, de AGAFEC.

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