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«Cuando ponemos pasión y confianza convertimos lo ordinario en extraordinario»

«En mi caso particular me siento satisfecho cuando he logrado hacer frente a los desafíos con ilusión, serenidad y confianza. Cada uno ha de reflexionar sobre qué le aporta esa sensación», apunta Mario Alonso Puig, cirujano y divulgador que el próximo 5 de noviembre ofrece en Vigo su conferencia «El camino que marca nuestro destino», organizada por FARO con el apoyo de Fundación Luckia.

Mario Alonso

Mario Alonso / Ricardo Grobas

A. Chao

A. Chao

Vigo

– La conferencia con la que visita Vigo lleva por título «El camino que marca nuestro destino» ¿Empezamos por definir qué es eso del destino?

– Cuando emprendemos un viaje, normalmente tenemos en mente un destino, esto es, un punto de llegada. También al nacer comienza nuestro camino vital, el cual termina con nuestra muerte. Cuando yo pienso en mi propia muerte, me gustaría que mi vida hubiera culminado de una determinada manera. Cada decisión que tomamos en la vida nos lleva por un camino u otro. Por eso, siempre todo camino antes o después nos lleva a un determinado destino.

– Son muchos los actores que intervienen en ese recorrido, pero ¿quién es el protagonista indiscutible?

– El protagonista de ese recorrido puede ser la persona o el personaje. Cuando es la persona la que recorre ese camino siempre buscará la aventura, el crecimiento, la evolución y la contribución. Cuando es el personaje el que recorre el camino, buscará la aprobación de los demás, el reconocimiento y la fama. En cada encrucijada del camino, en cada punto en el que ese camino se bifurca, vamos a encontrar dos letreros. En uno de ellos va a poner «Toma este camino si quieres descubrir quién realmente eres». En el otro pone: «Toma este camino si quieres seguir siendo quien siempre has sido». No es fácil optar por el primero porque nos abre a un mundo lleno de incertidumbre, mientras que seguir el camino de lo familiar resulta más cómodo y sencillo.

– Cuando hablamos de familias con hijos e hijas, acompañarlos a construir su camino se convierte en parte del propio. ¿Cuánto peso supone esto?

– Depende de si uno lo percibe como una carga o no. A mí me encanta viajar con una mochila bastante pesada, porque en ella llevo varios libros. Aunque noto indudablemente ese peso que cargo sobre mis espaldas, no sufro porque sé que esos libros me van a abrir un horizonte de posibilidades. Los padres tenemos la increíble oportunidad de abrir también un horizonte de posibilidades a nuestros hijos. Si lo que realmente nos importa es que sean felices, seguro que hay algo que podemos hacer, por pequeño que sea, para darles una orientación válida en la vida. Además, cuando ayudamos a otras personas a desplegar su potencial a base de elegir una y otra vez no el camino fácil, sino el correcto, nosotros también nos vemos beneficiados de ello.

– ¿Por qué no somos capaces de ver los logros y esfuerzos de lo cotidiano?

– Lo cotidiano suele pasar desapercibido porque no solemos reconocer el valor de lo pequeño. Dicen que el hombre sabio no cuenta sus sueños a los demás porque se reirían de él y dirían «¡imposible!» Sin embargo, todos los días extrae un pedacito de felicidad de su rutina diaria, y cuando los acumula, es capaz de construir con ellos un castillo capaz de albergar un sueño. Cuando ponemos pasión, confianza y compromiso en cada cosa pequeña que hacemos, convertimos, sin ser conscientes de ello, lo ordinario en extraordinario.

– ¿Qué importancia tiene la gestión emocional de los adultos?

– Quien no sabe gestionar sus emociones es como una veleta a merced del viento. La dirección en la que apunta una veleta depende de circunstancias externas, esto es, de la dirección y la fuerza del viento. Nadie puede considerarse realmente libre si en lugar de responder, reacciona. La persona realmente libre no actúa en base a cómo se siente en cada momento, sino en base a lo que decide que es adecuado en ese momento, independientemente de cómo se sienta. A diferencia de la veleta, el ser humano es libre para decidir no lo que le sucede, sino cómo se relaciona con eso que le sucede, y la manera en la que elige actuar. Porque esto no es fácil en absoluto, la libertad es una conquista diaria, y la gestión emocional es una competencia que requiere de un constante entrenamiento.

– En todo este entrenamiento, ¿anhelamos y buscamos un «modelo de perfección» inalcanzable?

– Freud hablaba del ideal del yo como un factor causante de muchos problemas. El ideal del yo no es otra cosa que una imagen que tenemos grabada en el inconsciente y que de alguna manera nos recuerda constantemente que no somos todo lo perfectos que deberíamos de ser. Por eso considero que hemos de cambiar el «modelo de perfección», por el «modelo de mejora continua». Creo que así reduciríamos mucho nuestro grado de frustración, fruto de no llegar nunca a la perfección exigida.

«Quienes ante los cambios no ven peligros sino oportunidades, favorecen que sus cerebros actúen de manera más inteligente y creativa»

– ¿Cómo podemos transmitir y aplicarnos seguridad y confianza en un mundo tan cambiante? 

– Nuestro cerebro está perfectamente capacitado para adaptarse a un mundo en cambio. Lo único que se nos pide es que tengamos una disposición real a reinventarnos cada vez que sea necesario. Es nuestro apego a lo conocido y nuestra obsesión por mantener el control a todas horas, lo que nos llena de ansiedad ante la perspectiva de movernos en un mundo incierto. Por eso, es nuestra actitud, nuestra disposición humilde, abierta e interesada a aprender y dejarnos enseñar, lo que nos va a dar confianza en un mundo tan cambiante. Las personas que ante los cambios no ven peligros sino oportunidades, favorecen que sus cerebros actúen de manera más inteligente y creativa.

– ¿Qué papel juega el tiempo en todo esto?

– Si le preguntáramos a un agricultor el papel del tiempo en su cosecha, seguro nos diría que solamente la paciencia da frutos. Es la Ley de la granja. O te adaptas al ritmo natural de las cosas, o te llenarás de frustración si las cosas no ocurren cuando tú quieras que lo hagan. En la sociedad de la inmediatez, nos hemos olvidado que una planta no puede crecer si no le das tiempo para que eche raíces.

– Si ya lo estamos haciendo mejor de lo que creemos, ¿qué pasos nos permitirán estar aún mejor?

– El cuidado del cuerpo, de la mente y del Espíritu es fundamental en todo camino de crecimiento. Las tres dimensiones, cuerpo, mente y Espíritu se entretejen en cada ser humano. Quien sabe cuidar de su cuerpo, alcanza la quietud mental que permite vivir en el presente sin ser arrastrado al pasado o al futuro, y tiene un propósito que guía sus pasos, es más difícil que se extravíe en el camino que lleva a la plenitud.

– ¿Qué prácticas ayudan a transformar la presión y la exigencia en ilusión y sentido?

– Cuando uno se levanta, es importante que dedique diez minutos a hacer ejercicio físico, diez minutos a meditar y diez minutos a leer algo, o a ver algo que le inspire. Por otro lado, dada la importancia que tiene la manera en la que interpretamos las cosas, en las experiencias que vivimos, yo invitaría en esos momentos de presión a hacerse una pregunta: ¿cómo puedo convertir esto en una oportunidad de crecimiento, mejora y contribución? De la misma manera en la que hay que pulir un diamante para que nos ofrezca todo su brillo, el crecimiento personal se alcanza cuando vemos en todo lo que nos sucede una oportunidad para evolucionar como seres humanos.

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