Julio Rodríguez: «Jugar no es un pasatiempo; es un imperativo biológico»
«Esta sociedad sustentada en la competencia y el mundo digital roban al niño tiempo para jugar, algo que es fundamental para su desarrollo», afirma el psicólogo y biólogo genetista

Diana Rodríguez (iz.) y Julio Rodríguez, ayer, en el Club FARO. | José Lores
«Jugar es importante para la supervivencia». Así lo aseguró ayer Julio Rodríguez, psicólogo, biólogo genetista y divulgador científico, en el Club FARO, donde presentó su nuevo libro, «Jugar por jugar» (Plataforma Editorial), donde habla del juego lúdico partiendo de sus orígenes biológicos, pasando por su repercusión en la psicología y el desarrollo cognitivo del niño. Detalló que jugar es una capacidad innata, como la de alimentarse y que, a través de ella, los mamíferos, y entre estos los humanos, descubren el entorno que les rodea, a los demás, a ellos mismos, aprenden a relacionarse y a sobrevivir en su medio. «Es la manera más eficiente que tuvo la naturaleza para que aprendiésemos a sobrevivir en un espacio corto de tiempo», afirmó.

Julio Rodríguez: «Jugar no es un pasatiempo; es un imperativo biológico»
«Jugar por jugar» aboga por recuperar el juego en su forma más pura: desestructurado, creativo y sin la presión de competir o ganar. Con un enfoque basado en la biología, la psicología y la educación, Rodríguez invita al lector a redescubrir el placer del juego como una forma esencial de aprender, crecer y conectarse, tanto para los niños como para los adultos.
«Jugar no es un pasatiempo; es un imperativo biológico», recalcó. Por eso, aseguró que el hombre es un «homo ludicus». Al respecto, subrayó que jugar influye en el neurodesarrollo del niño y al mismo tiempo, cuanto más juega, más práctica se adquiere y, por tanto, se alcanza un desarrollo más óptimo.
Jugar contribuye también a la socialización. «Somos animales sociales, pero hay que aprender a optimizar las relaciones y esto se hace a través del juego», esgrimió.
De hecho, aseguró que los individuos que son aislados son incompetentes, no funcionales y tienen más riesgo de tener peor salud mental.
Además, jugar participa en el desarrollo de las habilidades cognitivas. «Los niños son pequeños científicos porque están todo el tiempo investigando, explorando, y esto lo hacen, prácticamente al cien por cien, jugando», añadió el ponente, que estuvo presentado por la psicóloga Diana Rodríguez.
Pero es que, además, el juego «nos convierte en psicólogos de los demás y de nosotros mismos», fomenta la empatía, la inteligencia emocional, la creatividad y tiene una proyección social. Tiene, incluso, aplicación en terapia, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento.
Sin embargo, el juego está perdiendo peso en una sociedad donde la productividad es lo que prima. «Esta sociedad, sustentada en la competencia, la productividad y el rendimiento, y el mundo digital roban al niño tiempo para jugar, algo que es fundamental para su desarrollo», afirmó.
Al respecto, aseguró que no es lógico que los niños pequeños realicen actividades en las que ganar es la principal meta. «La competición no es el mundo del niño. Su cerebro todavía no está preparado para competir», advirtió.
Al mismo tiempo, alertó de los riesgos del entorno digital. «Las redes sociales y las aplicaciones no están diseñadas para ayudarte a aprender un idioma o matemáticas, sino para que nos hagamos adictos a ellas», expresó.
Por ello, invitó al público del Club FARO a «ser la resistencia», a cambiar las pantallas por jugar en la realidad, y animó a los padres a compartir el tiempo de juegos con ellos. «El abuso de las pantallas crea una desconexión de la realidad, implica un menor uso del cerebro, disminuye el contacto social y es un mundo competitivo, hostil, agresivo y cerrado», dijo.
Asimismo, apostó por dejar que los niños jueguen de forma natural, sin reglas. «Dejemos a los niños ser niños, acompañémoslos, pero no interfiramos. Ya llegará el momento de competir», subrayó.
«Me encanta descifrar y reciclar los artículos científicos para después transmitirlos»
«En un mundo hipercompetitivo, jugar es un acto revolucionario», Este es el título de la introducción de «Jugar por jugar», en el que el biólogo genetista y divulgador Julio Rodríguez aborda el juego no solo como un proceso fundamental para el desarrollo del niño a todos los niveles, sino también del destino de la sociedad. El juego no es solo una actividad lúdica; es el medio por el que el niño descubre su entorno, el mundo. En el juego nacen, como apunta en el subtítulo del libro, la creatividad, el aprendizaje y la felicidad.Rodríguez explicó que una de las motivaciones de escribir este libro fue reivindicar la importancia del juego como una actividad natural, espontánea y lúdica frente a aquellas actividades sustentadas en la competitividad. Este psicólogo y biólogo benetista comenzó a hacer divulgación científica en redes sociales porque entiende que «el conocimiento nos hace libres». «El conocimiento científico está codificado en unos artículos indescifrables y a mí me encanta descifrarlos y reciclarlos para transmitirlos», añadió.
Suscríbete para seguir leyendo
- Las cofradías retiran lotes de almeja de las lonjas por la caída de precios
- El transporte escolar en Galicia, bajo vigilancia especial desde este lunes
- Hallado el cuerpo sin vida de un hombre en la antigua nave de Pescanova de Vigo
- Vecinos de Vigo denuncian los destrozos en sus viviendas por obras ajenas: «Quieren sacarme de mi casa»
- Condenado un supermercado de Pontevedra por vaciar la taquilla de una trabajadora mientras estaba de baja
- El Plan del Ensanche contempla en Policarpo Sanz y García Barbón su semipeatonalización
- Cuarentones que consumen ‘coca’: el perfil del infractor al volante en Vigo
- Ana Peleteiro se defiende de las críticas por su nueva casa