Filmar la nostalgia de los parques de bolas
Con el objetivo de explorar el «olvido» de unos espacios que marcaron en Vigo la infancia de toda una generación, un joven graduado en Comunicación Audiovisual ha fijado su cámara en uno de los últimos parques infantiles interiores que quedan en la ciudad para rodar un mediometraje documental

Pedro Fernández

Cuando se presentó en el espacio de ocio infantil para plantearle la propuesta de rodar en el interior, Rafaela Rojido no dudó en autorizar la grabación en el momento en el que Manu Sacoga le comentó que allí había jugado de pequeño en numerosas ocasiones y que era un lugar que había marcado mucho su infancia, al igual que la de toda una generación de niñas y niños vigueses.
Con el objetivo de explorar el «olvido» de los parques infantiles interiores, su transformación con el paso de los años y los recuerdos perdidos, así como analizar el registro audiovisual como forma de validación de la memoria individual y colectiva y el cambio de paradigma que ha suscitado la llegada de las redes sociales en torno al 2010, tras haberse graduado en Comunicación Audiovisual hace tan solo dos años, Manu Sacoga ha decidido fijar su cámara en aquellos espacios de ocio que, en el caso de Vigo, causaban verdadero furor entre los niños que, como él, crecieron en la década del 2000.
Para ello, este joven director se ha decantado por escoger Parkmom, puesto que tal y como afirma el creador, «é un dos últimos que quedan da nosa infancia, é un lugar de resistencia, porque co paso do tempo a oferta foi reducíndose cada vez máis e a maioría pecharon». Y es que Manu Sacoga no solo comparte con este espacio de ocio infantil la creación de sus propios recuerdos, sino también su fecha de nacimiento y apertura, respectivamente, ya que el Parkmon abrió sus puertas por primera vez hace 25 años.
Escollín Parkmon porque é un lugar de resistencia, a gran maioría de parques pecharon
Rafaela Rojido recuerda que, en aquel inicio de década, «era un fenómeno que estaba empezando y nos llamó la atención. Teníamos el local, que se adecuaba, y como siempre me han gustado los niños, decidimos abrirlo. En el centro de la ciudad, con nuestras características, somos de los últimos que quedan, porque los actuales son mucho más grandes, normalmente en naves». A la hora de analizar el mantenimiento de la actividad pese al paso del tiempo, Rafaela Rojido considera que hacer barrio es fundamental y, en este sentido, destaca que «nuestros clientes siempre llegaron por el boca a boca, todavía hoy van muchos chicos que estuvieron aquí en cumpleaños y que ahora celebran los de sus propios hijos. Es bonito, porque el parque sigue ahí y es referente para muchas familias».
Es muy bonito porque es la mirada del adulto que fue niño aquí
En cuanto al proyecto de Manu Sacoga, Rafaela Rojido, que forma parte de la antigua dirección del espacio de ocio, afirma que tiene muchas ganas de ver el resultado final: «Me gusta que los jóvenes avancen y tengan posibilidades, por eso cuando me dijo que había jugado aquí, ya le dije que grabara lo que necesitara. Es muy bonito porque es la mirada del adulto que fue niño aquí», indica.
El registro de la infancia
Tras rodar varios cortometrajes y cofundar junto a Eva Vaeli el colectivo artístico de cine y animación Nidara Studio e impulsar en Vigo el festival de cine joven independiente Agarima, Manu Sacoga se embarcó en este proyecto que ya se encuentra en fase de montaje y que tiene previsto enviar a laboratorios de cine con el objetivo de lograr financiación para, de darse la oportunidad, poder ampliarlo a largometraje.
Sobre el mediotraje documental, que lleva el título de "Algún día botareite de menos", Manuel Sacoga detalla que «baséase nunhas entrevistas, como parte documental, na que persoas da miña xeración expresan os seus recordos sobre os parques infantís, falan da súa infancia neles, e tamén hai unha parte de ficción na que a protagonista non atopa fotos dun parque de bólas ao que ía sempre e dá comezo unha busca». Asimismo, el creador explica que, «a través desa lembranza dos parques infantís, tamén se aborda como o rexistro cambiou dende 2010 de tal maneira que cando agora facemos fotos ou vídeo non é para un arquivo persoal, senón para subir a redes e compartilo con outros, agora todo tende a mercantilizarse, hai un capitalismo», concluye.
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