Paco Álvarez: «Hemos cambiado muy poco respecto a los romanos»
«Como nosotros, vivían en pisos carísimos. Se pasaban la vida viendo qué comían hoy y cómo pagaban el alquiler», afirma el historiador y autor de «Roma Underground»

Desde la izquierda, Paco Álvarez y Xavier Estévez, ayer, en el Club FARO. | Pedro Mina
«La Roma que vemos en las películas de Hollywood y que leemos en la mayoría de los libros de historia no es la de verdad porque tanto unas como otros hablan de los emperadores, del mármol, del lujo y de las grandes frases, pero no de la gente normal, del pueblo». Así lo explicó ayer Paco Álvarez (Madrid, 1965), geógrafo, historiador y escritor, que ayer presentó en Vigo su nuevo libro, «Roma Underground. El lado oculto del imperio» (Editorial Edaf).
Dar protagonismo a la gente corriente es la razón que motivó a Álvarez a acometer este proyecto, que muestra el lado oculto de Roma, ese donde viven los marginales –delincuentes, prostitutas o simplemente pobres–, y que está muy lejos del lujo y de los grandes héroes. «La historia del pueblo ha quedado oculta, entre otros motivos, porque es más fácil buscar donde hay luz», afirmó el invitado del Club FARO, que estuvo presentado por el profesor y escritor Xavier Estévez.
Las personas corrientes no han dejado su impronta en grandes discursos, pero aparecen en grafitis, lápidas, comedias y epigramas. Y Álvarez aportó ayer numerosos ejemplos, como el de una niña que vivió en Complutum, Alcalá de Henares, del que solo se conoce su nombre, Varia, a la altura de los ojos de una niña, o el de dos esclavas, que escribieron en una teja su nombre –en osco y en latín–. «Aunque solo sabemos esto de ellas, sin embargo, ya nos revelan que sabían leer y escribir», afirma Álvarez, que interpreta estos testimonios como una llamada de atención, como un intento de pasar a la posteridad. «Fueron personas que brillaron por un día y trascendieron», opinó.
El libro, muestra, además, las grandes similitudes entre la Antigua Roma y nuestra sociedad: un mundo con inflación, una vivienda casi imposible, maltrato, personas que se buscan la vida para sobrevivir, criminales que saben que la justicia no es capaz de perseguirlo todo, políticos corruptos que se creen inmunes e intocable... «Hemos cambiado muy poco en muchas cosas respecto a los romanos», subrayó.
Como sucede en el siglo XXI, la vivienda en Roma era un problema. «Como nosotros, vivían en casas de pisos, carísimos. Una habituación en un piso compartido podía costar 3.600 sestercios al año y un salario era de 2.000. Se pasaban la vida viendo qué comían hoy y cómo pagaban el alquiler porque, sí, fuera de la ciudad se vivía mejor, pero en esta estaba el trabajo y, al final, terminaban viviendo en un cuchitril o en un piso compartido», afirmó.
En la Antigua Roma no había trabajos fijos, exceptuando si te alistabas en las legiones. «Cada mañana te levantabas y te buscabas la vida. Ante esta situación precaria, lo que hacía el romano era jugar a todo y reírse de todo. Incluso se contrataban actores para reírse del muerto en el desfile fúnebre. Los romanos vivían entre el hedonismo y el estoicismo», señaló el historiador, que recordó que el único género literario de la Antigua Roma es la sátira.
También se refirió a los esclavos, que representaban cerca del 20% de la población de Roma. El historiador calculó que, dependiendo de las habilidades del esclavo, este podría costar lo que hoy cuesta un iPhone. Álvarez aseguró que, aunque hoy no existe la esclavitud, la explotación laboral infantil y la trata de personas no dejan de serlo. «Hoy sigue habiendo desigualdades sociales: ocho personas, todos hombres, tienen el mismo dinero que otros 3.600 millones de personas. ‘Siempre serás pobre si eres pobre, Emiliano: hoy día las riquezas no se las dan a nadie más que a los ricos’, decía Marcial», sentenció Álvarez, autor de seis libros y colaborador de distintos medios, como RNE.
«La mujer romana era mucho más libre que la no romana»
«Roma Underground» es la historia de los que no tienen historia, de los romanos anónimos, es decir, de casi la totalidad de los habitantes del imperio que dio lugar origen a Occidente. Paco Álvarez reconoce que en la búsqueda de estos romanos se ha encontrado «con más preguntas que respuestas».
En «Roma Underground» no hay mosaicos, ni obras de arte, ni palacios, ni filosofía, pero sí humor, del que también hizo gala Álvarez en la conferencia de ayer, en la que habló de las maldiciones romanas, a las que eran muy aficionados, y de lo largas que podían hacerse las noches sin un reloj que marcara las horas.
En cuanto a la situación de la mujer, explicó que, aunque como en cualquier sitio era mala, era mejor que la de las mujeres en otras culturas. «La mujer romana era mucho más libre que la no romana», afirmó. En este sentido, recordó que esta podía heredar como sus hermanos y que el fideicomiso y el usufructo se inventó en Roma para que la viuda pudiese heredar el cien por cien del patrimonio del marido.
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