Tremlett: «Franco era un personaje muy plano, me costó empatizar con él»
El hispanista británico presentó en Club FARO su biografía sobre el dictador | «No cambió desde los 17 años, los españoles se tuvieron que ir adaptando a él», manifestó

Giles Tremlett (izquierda) y Luis Velasco. | Pablo Hernández Gamarra
«Como biógrafo busco empatizar, que no es lo mismo que simpatizar, con el personaje sobre el que escribo, y una narrativa de su vida. Con Franco fue muy difícil porque fue una persona muy plana, pensaba lo mismo a los 17 que a su muerte», explicó ayer en Club FARO el hispanista británico Giles Tremlett, autor de ‘Franco, el dictador que moldeó un país’ (editorial Debate . «A mitad de camino, frustrado, comprendí que él no tuvo en su vida retos ni obstáculos que salvar y lo fueran moldeando, sino que fueron los españoles los que se tuvieron que ir adaptando a él», añadió.
A través de una conversación con su presentador, el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Vigo Luis Velasco, Tremlett fue abordando diferentes aspectos de la figura del caudillo y su sistema de gobierno que mantuvo durante casi cuatro décadas en España. « El franquismo, más que una ideología, fue un sistema de control social basado en el miedo, el control de la prensa y el sistema educativo. Su objetivo final era conseguir la apatía política del pueblo español y lo consigue», expuso.
Explicó el surgimiento de Franco en un contexto histórico en que España había perdido sus colonias y atravesaba un «síndrome post-imperial», por eso soñaba con recuperar el país «puro», el que funda Isabel la Católica y pretende «borrar el siglo XIX» para disipar cualquier contaminación extranjera sucedida desde la Revolución Francesa: la ilustración, la francomasonería y el liberalismo. «Su proyecto, haciendo un paralelismo con Trump, era Make Spain Great Again (Hacer España Grande Otra vez), era muy fantasioso: en los años 50 se autoconvence de que la República Dominicana quería volver a la patria madre».
Mencionó Tremlett el guión de la película ‘Raza’. «No nos deja poder ver sus pensamientos internos ni emociones, porque es frío (en la Fundación Franco no he encontrado nada escrito a mano que fuera personal)». Sin embrago, considera que el guión de ese documental sí hay «perlas» que resumen lo que piensa y cómo deben ser los españoles. «Era un africanista, una especie de secta que se forma en la guerra colonial, que se consideran españoles ejemplares, redentores dispuestos a defender con su vida la honra, que es un concepto franquista, la España grandiosa» .
En la adaptación del pueblo al dictador, Tremlett situó la explicación de la debilidad de la oposición al franquismo: «Había una oposición más valiente, la del partido comunista y algunos socialistas, y la interna , que no cruzaba las líneas rojas porque los expulsaban». Consideró que la mala situación económica y la hambruna de los años 50 dificultaron la puesta en marcha de una oposición al franquismo. Tras la autarquía, vino el bum económico de los años 60, con tasas de crecimiento del 6 al 8%. «En Italia, ese auge empezó en los 50 y si medimos la evolución de las economías portuguesa, italiana y española desde 1936 a 1975, España es el país que menos crece».
Un elemento que crea cierta tensión lo produce «el Concilio Vaticano II, que no es lo que él entiende como el catolicismo seña de identidad de los españoles».
Preguntado sobre si el dictador se había ocupado sobre sus exequias y su trascendencia, Tremlett afirmó no haber encontrado ningún documento que mostrase preocupación por cómo deberías ser sus funerales, pero sí creía que el franquismo iba a permanecer. «Crea un búnker en el Palacio del Pardo que es una vuelta al pasado; se fía de la gente que conocía desde niño en Ferrol y se aferra a que lo ha creado permanecerá tras su muerte gracias al ejército y al rey Juan Carlos, al que él llama ‘este chico’».
Criado con las dos Españas bajo el mismo techo
Giles Tremlett, que se refirió a la infancia y juventud de Francisco Franco como la parte más interesante de su biografía, aludió a que el dictador nació, creció y se formó en una casa donde tenia a las dos Españas bajo el mismo techo. Su madre era conservadora y muy religiosa; su padre, liberal y muy arrogante: «No deja a sus hijos impresionarle en ningún momento y esto es así hasta su muerte. Era inaguantable».Se refirió también a los hermanos de Franco: a Ramón, un destacable aviador del que el New York Times sigue día a día sus vuelos y presenta a su hermano Francisco, el dictador, como el hermano del aviador; y Nicolás, «un golfo caótico» que fue su primer secretario personal, encargado de formar gobierno y dirigir el estado.«No considero que Franco fuera un mediocre, sí a nivel intelectual pero no en el manejo del poder. Era ambicioso, su proyecto era subir escalafones del ejército y lo hace engañando, con esa retranca gallega (siento decir esto en Galicia».Tremlett dibujó a Franco como un hombre con una autoestima desmesurada y un amor propio inabarcable. «Dice que no se debe al pueblo, sino a Dios y a la historia, los únicos que le podrán juzgar».
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