El gran desafío de estar al día con las series

Los expertos reflexionan sobre las diferentes estrategias de estreno de las plataformas y el vértigo que ello genera en el consumidor | Las actuales tácticas van más allá del volcado de golpe o el episodio semanal

Juan Manuel Freire

Barcelona

En un tiempo pasado no necesariamente mejor, una de las pocas certezas que tenía el espectador es que, salvando giros inesperados, todas las grandes series del momento se veían en determinado canal cierto día de la semana y siempre a la misma hora. Los 80 y 90 fueron años de auge de lo que vino a llamarse appointment viewing (visionado con cita previa) o, en el caso de la cadena NBC, Must See TV (televisión que debe verse), su eslogan para promocionar exitosos bloques de programación de los jueves con títulos como Seinfeld, Friends y Urgencias.

Aunque ver temporadas y series completas en plan maratón ya había sido posible gracias a los packs de DVD o los decodificadores-grabadores, la práctica se extendió con la irrupción de Netflix y su apuesta por los volcados de contenido. El espectador podía ver los capítulos de House of cards u Orange is the new black a su propio ritmo, incluso uno sosegado, pero la conversación cultural no esperaba, y la tentación de darse un atracón de episodios durante el fin de semana era demasiado fuerte, aunque eso pudiera conducir a la deficiencia de vitamina D. En 2015, el diccionario Collins elegía como palabra del año binge-watch, con el significado de «ver un gran número de emisiones televisivas (en particular todos los episodios de una serie) de tirón».

Diez años después, seguir las grandes series del momento es todavía más complicado y no consiste solo en reservar ciertas noches para ciertas series y aprender a ignorar la luz del exterior. A los estrenos semanales (todavía defendidos por HBO) y las temporadas completas (especialidad de Netflix) se han sumado estrategias y modalidades que han convertido la confección del calendario de visionados en un auténtico desafío de gestión del tiempo. Prime Video estrena a menudo sus series con un doble o triple episodio al que luego sigue la emisión semanal. Disney+ estrenó la segunda temporada de Andor a razón de tres capítulos (y un arco argumental y año de acción en la serie) por semana. Siguiendo el modelo impuesto en el cine por la película final de Harry Potter, Netflix ha empezado a estrenar sus grandes blockbusters por partes: próximamente, la segunda temporada de Miércoles tendrá dos (6 de agosto, 3 de septiembre) y la última de Stranger things llegará a las tres (26 de noviembre, 25 de diciembre y 31 de diciembre).

Esta clase de estrategias están complicando la agenda incluso a quienes vemos series para ganarnos la vida. Y a nivel consumidor, la sensación de vértigo puede resultar todavía menos evitable. Este cronista de la generación X es un firme defensor del estreno semanal respecto al exceso del atracón o el consumo, digamos, a tirones: mucho mejor la lenta degustación y la gratificación retrasada que un consumo exprés que no conduce a la reflexión ni al anhelo.

« Era el salvaje Oeste»

Michael Patrick King, showrunner de la emblemática serie Sexo en Nueva York y su actual secuela tardía, también es de esa misma opinión. Durante un reciente junket virtual por la tercera temporada de And just like that..., expresaba así sus reservas con el modelo de distribución y consumo impuesto por Netflix: «Cuando estrenamos esta serie [en 2021], el año antes se habían estrenado alrededor de un millón. La gente estaba perdida y no sabía qué ver. ¿Cómo encontrabas algo? Era el salvaje Oeste. Había que volver a aprender a ver la televisión. Pero HBO Max decidió estrenar un episodio a la semana, en lugar de poner los diez a la vez. Eso creó un diálogo en el público».

Según Conchi Cascajosa, profesora titular de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III, tampoco se puede ser demasiado nostálgico: «No se puede echar de menos una cosa que ha cambiado porque realmente el sistema y los modelos de producción y de consumo también han cambiado». Tampoco demasiado dogmático: «El binge-watching se ajusta a un tipo de contenido que es más ligero, que se basa a lo mejor en fórmulas del misterio o acción, pero no necesariamente tiene que funcionar para otro tipo de contenido», opina. «Dept. Q es una serie perfecta para consumirla en un fin de semana, pero The White Lotus no me lo parece».

También esa clase de elasticidad propone Miguel Ángel Romero, redactor de la revista Cinemanía: «Todas las maneras son igual de válidas o incluso pueden alternarse por épocas», opina. E incluso entiende a quienes esperan que una serie semanal se haya acabado de emitir para verla toda en plan maratón: «A los más acostumbrados al binge-watching, eso de ir a capítulo por semana les genera ansiedad. Es una pena que estas personas se pierdan parte del encanto, eso de poder hablar de las historias, pero incido en que no hay una forma mejor o peor de ver series».

Netflix y Max (desde algún momento de este verano, de nuevo HBO Max) parecen las plataformas con mayor capacidad para generar recaps y reseñas y toda clase de noticias. ¿Cuestión de, respectivamente, cuota de mercado y prestigio? Según Judith Clares, directora del grado de Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya, «ambas tienen gran capacidad de comunicación en redes y atracción de marca y buenos productos».

¡A organizarse!

Hablando ya en términos prácticos, ¿existe una manera de organizarse electrónicamente (o no) para ver las series importantes y no desfallecer en el intento? Este cronista recomienda la creación de un calendario específico en Google Calendar y aprovechar sus posibilidades a la hora de repetir eventos. Para llevar un registro global de lo ya visto se pueden usar aplicaciones tales como TV Time y Serializd; de momento, la red social cinéfila denominada Letterboxd tan solo permite loguear miniseries y no episodio a episodio, sino como un único título.

«Yo me organizo un poco regular», confiesa Cascajosa. «Uso [la página web y app] JustWatch para ver los estrenos y saber un poco dónde está cada cosa. Tampoco siento que tenga necesidad de terminar todas las series que empiezo. Me parece que se trata más o menos de ver cosas que me gustan genuinamente, las que están generando ruido, o me interesan por la temática, creadores o actores». Por su parte, Miguel Ángel Romero siempre deja tiempo para «alguna serie clásica de referencia a la que acudir por placer», como ahora le está ocurriendo con The office (versión estadounidense). En casa de este cronista estábamos rescatando Urgencias desde el principio hasta que la serie desapareció de Max el pasado mes de mayo: otro descalabro imprevisto en el calendario.

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