Abortos clandestinos y «rockers»
Nell Dunn dio voz a las mujeres de clase trabajadora de la era pre-Beatles en «En la encrucijada» (1963), colección de relatos que componen un retablo de la vida cotidiana en un distrito obrero de Londres antes de que los 60 fueran los 60 y que Contra publica por primera vez en España.
Ramón Vendrell
Por el método de seguir pistas halladas en libros, discos y películas se autoeducaron generaciones, sobre todo individuos inclinados al underground. El método funciona de perlas en tiempos de algoritmos e información a mansalva. Solo hay que usarlo. Dídac Aparicio supo de la existencia de Up the junction (1963), de Nell Dunn (Londres, 1936), a través de Superestrella de las calles. Un año con Lawrence, la biografía del excabecilla de Felt que publicó en Contra. «El mejor libro de ficción inglés de los sesenta: hermoso, sencillo, honesto, revelador», escribió Lawrence en Instagram cuando puso a la venta su edición original por 60 euros. Así lo consigna el biógrafo Will Hodgkinson. Una superestrella de las calles tiene que buscarse la vida. La antena de Aparicio vibró, el editor siguió la pista y aquí tenemos En la encrucijada (Contra), no solo la primera traducción de la colección de relatos de Dunn en España, firmada por Javier Calvo, sino la primera traducción de Dunn en España. La obra fue convertida en película por Ken Loach en 1965 y por Peter Collinson en 1968, e inspiró a Squeeze la cima del pop narrativo del mismo título, de 1979.
Sin dramatismo añadido
En la encrucijada recoge 16 relatos que componen un retablo de la vida cotidiana de las mujeres de clase obrera de Battersea, distrito londinense dominado por la central eléctrica que Pink Floyd inmortalizó en la portada de Animals. Tres jóvenes trabajadoras de una fábrica de bombones están en el núcleo de la mayoría de las historias. Las vemos y especialmente las escuchamos, a ellas y a otras mujeres, en el curro, de compras, en la lavandería, en la cocina de casa, en pubs, en bailes, en callejones, en un club de alterne tan cutre que no tiene licencia para servir whisky, en la sala de visitas de una cárcel de hombres.
Los tíos parece que solo saben hacer una cosa: embarazar a chicas. Aunque tampoco se les da mal tener problemas con la justicia. El aborto fue ilegal en Inglaterra hasta 1967, el mismo año en que se autorizó el acceso a la píldora anticonceptiva a través de la Sanidad pública. El relato Al lado mismo del parque narra un aborto clandestino. Ni un gramo de dramatismo añadido tiene la prosa de Dunn, autora con un oído excelente para la conversación popular. En Los niños, una niña de diez años cuenta como si tal cosa que no le gustó mucho tener sexo con un amiguito. «¿Le dejaste que te bajara las bragas?», le preguntan. «No, claro que no. Me las bajé yo sola», responde. «La vida no es gran cosa sin unas risas de vez en cuando», resume una mujer el tono del libro en Hora del almuerzo. Lenguas afiladas y camaradería como resistencia al machismo rampante.
Como en «Common people»
El libro de relatos En la encrucijada ganó el Premio John Llewellyn Rhys y fue un best seller. Más importante: afloró realidades ocultas y dio voz a mujeres que no la tenían. Nadie más improbable que Dunn para escribir En la encrucijada. Su padre era el baronet Sir Philip Dunn y por vía materna desciende del quinto conde de Rosslyn. Fue educada en un convento hasta los 14 años. Con su marido, el guionista Jeremy Sandford, cambió Chelsea por Battersea en 1959, y allí trabajó, sí, en una fábrica de bombones. Remite su historia a la de la pija griega que quiere vivir como la plebe británica de la canción Common people, de Pulp. Con al menos dos diferencias: Nell lo hizo y plasmó su experiencia con empatía y honestidad, como remarca Lawrence. A En la encrucijada le siguieron Talking to women (1965), conjunto de nueve entrevistas con amigas (proletarias, ricas herederas, artistas), y Poor cow (1967), su primera novela, con una protagonista que podría ser una de las jóvenes de En la encrucijada envuelta en las promesas del Swinging London.
En la encrucijada se publicó cuando los 60 aún no eran los 60. Los Beatles estaban despegando y el libro refleja el tiempo anterior al torbellino revolucionario que originaron poco después. Los chicos conflictivos son rockers de cazadora de cuero y motocicleta inglesa. En radios y máquinas de discos suenan cantantes blancos más bien rígidos (Gene Autry, Johnny Tillotson, Neil Sedaka) y rhythm and blues negro con el freno de mano puesto (Gene McDaniels, Sam Cooke, The Exciters). La liberación estaba por llegar.
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