El artista de las antípodas que pinta Galicia

Tony Lane buscaba un lugar que mantuviese una conexión primigenia con la tierra y la cultura y lo halló en Cenlle. En este municipio ourensano, el pintor neozelandés reinterpreta el paisaje y la arquitectura gallegas en una obra quese nutre también de la cultura neozelandesa.

Tony Lane posa al lado de una de las pinturas de su exposición en la iglesia de la Magdalena de Ribadavia.

Tony Lane posa al lado de una de las pinturas de su exposición en la iglesia de la Magdalena de Ribadavia. / FdV

Vigo

Tony Lane nació en 1949 en las antípodas de Galicia, concretamente en Katikati, un pequeño pueblo de Nueva Zelanda que por aquel entonces no sobrepasaba el millar de habitantes. De pequeño, quería dedicarse al campo, probablemente por influencia de sus abuelos, que tenían una granja lechera. Sin embargo, la vida le llevó por otros derroteros. Como ellos, trabaja con las manos, aunque no cultiva la tierra, sino el arte. A Galicia llegó en 2021 buscando un lugar estrechamente conectado con la tierra y con la cultura. El lugar elegido –o el que le eligió a él, según se mire– fue Esposende, una parroquia de Cenlle, Ourense, de apenas 50 habitantes, donde vive cinco meses al año.

Hoy inaugura su primera exposición en Galicia, «Serenidad», en la iglesia de Santa María Magdalena de Ribadavia. La muestra reúne seis cuadros grandes –2 x 1,8 metros– y quince de menor formato, inspirados en la naturaleza y la arquitectura gallegas y con una clara huella de la cultura neozelandesa.

«Creo que hay un inconsciente colectivo subyacente que se comunica a través de las pinturas»

Tony Lane

— Artista neozelandés

Fue cuando descubrió este templo cuando surgió el germen de este proyecto. «Era la primera vez que entraba en la iglesia, y que experimentaba su arquitectura y sentía su atmósfera. Fue entonces cuando se me ocurrió la idea de crear cuadros que reflejaran esto. Quería crear cuadros que fueran relevantes para el edificio y su historia, pero también hacerlo de una manera contemporánea, una visión subjetiva del tiempo y el lugar. No quería pinturas religiosas, aunque sí que, de una manera moderna, se inspirasen en el arte románico y su conexión con el mundo», afirma.

Aspecto de la muestra, la primera en Galicia del pintor neozelandés.

Aspecto de la muestra, la primera en Galicia del pintor neozelandés. / FdV

Lane está muy influenciado por el entorno que le rodea, que expresa en una obra que espera que conecte también subconscientemente con la experiencia de otras personas. «El arte es un lenguaje con el que estoy profundamente involucrado y en el que estoy inmerso, y a través de él siento una fuerte conexión con mi entorno en Esposende y en los pueblos y campos de los alrededores», explica.

En este sentido, asegura que el paisaje gallego tiene una presencia «increíblemente poderosa».«Veo la interacción entre el propio paisaje y las personas que lo han habitado a lo largo de los siglos en todas partes», comenta el artista

Lo más importante para él, asegura, es comunicar una visión personal, más allá de la mera apariencia. «Me parece que hay un inconsciente colectivo subyacente que se comunica a través de las pinturas», relata.

Relación con España

Aunque su relación con España se remonta a 1980, su primera experiencia artística en el país fue «La distancia nos mira», una muestra de diez artistas neozelandesa, en la Expo de Sevilla en 1992. En 2008 compró una vivienda en Palma de Mallorca y estuvo viviendo entre la capital de Mallorca y su país hasta que hace cuatro años recaló en Galicia.

«Para entonces sentía que Mallorca se había vuelto muy transitoria. Quería estar en un lugar menos turístico y más cercano a su propia cultura y para mí, Galicia tiene esa cualidad. En Esposende estamos rodeados de bosques, campos de vides y jardines entre afloramientos de granito», expone el artista, que también ha expuesto en Nueva York, Londres, Sidney, además de en Nueva Zelanda.

Dos obras dela muestra de Lane.

Dos obras dela muestra de Lane. / FdV

Galicia poco tiene que ver con su país natal y este es uno de los aspectos que llaman la atención de este artista. «Galicia tiene una cultura ancestral, que se remonta hasta la época de los castros. En cambio, Nueva Zelanda es un país mucho más reciente en cuanto a ocupación humana», reconoce Lane, quien se confiesa admirador del arte contemporáneo español, desde Picasso a Castelao, y de espacios como el MARCO de Vigo, del que resalta su dinamismo.

«He visto y conocido a algunos artistas contemporáneos aquí, cuya obra me parece muy afín a lo que intento hacer», comenta.

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