Salud
Lucía Babiano, endocrina: «Lo que buscamos es crear hábitos saludables, no restricciones»
Por su labor en el Hospital Universitario de Badajoz, la doctora Lucía Babiano, residente de 2º año de Endocrinología y Nutrición, explica los detalles de la obesidad, una enfermedad tan extendida en Extremadura que ya se posiciona como la primera de España en este aspecto

Lucía Babiano, R2 de Endocronología y Nutrición. / Cedida
Carolina León
¿Por qué hay tanta obesidad en Extremadura?
Creo que, además del nivel económico, ya que Extremadura normalmente se asocia con una de las comunidades autónomas con menor renta, influyen muchos factores. Nos alimentamos peor, cada vez tenemos trabajos más sedentarios, en nuestro tiempo libre, en vez de quedar para hacer deporte, lo normal es que quedemos para cenar, tomar algo... Todo influye.
¿De qué factores depende?
Hay muchos. En primer lugar, debemos entender que la obesidad es una enfermedad. El centro de la obesidad, por así decirlo, está en un desequilibrio entre lo que consumimos y lo que gastamos; básicamente, comemos más de lo que quemamos. Sin embargo, dentro de ese marco de la obesidad, hay personas que acuden a consulta y, quizás, presentan alguna patología que aumenta el riesgo de coger peso, tienen una predisposición genética, o incluso les afecta el estrés, la falta de sueño, los fármacos y el entorno en el que nos movemos, en el que muchas veces no existe un fácil acceso a determinados alimentos.
¿Influye mucho la genética?
Diría que no. Sí que hay gente que viene de una familia que presenta una constitución más predispuesta a coger peso, pero no es limitante. De todos los factores, creo que influye más el ejercicio y lo que comemos que la propia genética. Te puede entorpecer a la hora de perder peso, como un obstáculo, pero no es imposible.
¿A qué riesgos se enfrenta una persona que padezca obesidad?
Muchas enfermedades se relacionan con ella. Yo creo que la más conocida es la diabetes tipo 2, pero también está la hipertensión, el colesterol, los triglicéridos, incluso infartos e ictus. Enfermedades respiratorias como la apnea del sueño y determinados tipos de cánceres también están relacionados con la obesidad. Luego, si ya padeces una patología y encima asocias obesidad o sobrepeso, va a dificultar el control de esa misma enfermedad. Esto se vio, por ejemplo, en la pandemia: cuando los pacientes sufrían una infección no era lo mismo una persona que no tenía obesidad (se curaba mejor y más rápido), que otras que llegaban hasta el punto de fallecer por su exceso de peso.
¿Hay un perfil, por edad, sexo..., más propenso?
Se ve algo más frecuente en hombres, pero tampoco existe mucha diferencia. Y luego la edad: se ve que a mayor edad, más peso, pero también lo estamos observando cada vez en gente más joven. Asimismo, como comentaba antes, el nivel sociocultural o económico. A lo mejor no están habituados, no saben lo que es comer bien y lo que supone nutrirse de una manera adecuada. Normalmente lo que vemos en las consultas son personas que no hacen deporte, que consumen numerosos ultraprocesados o que incluso caen en muchos picoteos. Ese sería, por así decirlo , el perfil más usual de obesidad.
También el tema de la subida de los precios...
Claro, a lo mejor una persona, que tiene un sueldo más bajo, encuentra alimentos ultraprocesados que son más baratos y se decanta por ellos. Tampoco pienso que haya que gastarse mucho dinero para comer bien, se puede conseguir con poco dinero, pero sí que es verdad que, por ejemplo, es más caro el pescado que una pizza precocinada. O también pueden pensar que es mejor tomarse un zumo que comprarse una pieza de fruta.
Ahí quizás entra un poco la desinformación.
Exactamente. Hay gente que me pregunta si como poco, y cuando les pregunto, por ejemplo, qué desayunan, me dicen que una tostada de mantequilla. Pues ya ahí están metiendo la pata, porque están consumiendo unas calorías innecesarias creyendo que están comiendo bien y no lo saben.
¿Y cómo sería una dieta al día considerada saludable?
No pondría una dieta como tal ni tampoco un número de comidas concreto, sino que cada uno se adapte a su estilo de vida. Yo recomiendo la dieta mediterránea, muchas frutas y verduras, que eviten fritos, rebozados, ultraprocesados, dulces. Los hidratos de carbono, cuanto más integrales, mejor. A mí me gusta el método del plato: mitad verdura, un cuarto de proteínas, otro de hidratos de carbono y un poco de grasas saludables, pero no tener una dieta estricta. Al final, lo que queremos es crear hábitos saludables para mantenerlos de por vida, no restricciones.
Con respecto a las etapas de la mujer, ¿cómo afecta, por ejemplo, la menopausia?
En esta etapa disminuyen los estrógenos y eso favorece que se aumente el peso y, además, aumentamos también la ingesta, nos movemos menos y se disminuye el gasto energético. Las recomendaciones durante esta etapa son las mismas que en el resto, solo que quizás sería adecuado empezarlas antes, a modo de prevención.
¿Y qué ocurre con los niños? ¿Se les alimenta mal?
También depende de muchos factores. Vemos ahora en niños enfermedades que antes solo se disgnosticaban a personas mayores, como la diabetes. Aquí influye todo. El desconocimiento, los hábitos alimenticios que tenga su familia o entorno, que no hagan ejercicio físico, que estén mucho tiempo con la pantalla del móvil o el ordenador, incluso que no descansen adecuadamente. Los niños también necesitan adoptar estos hábitos saludables, igual que los adultos.
¿Cuál sería la mejor estrategia para bajar de peso?
La mejor es la que más se adapte al paciente. Yo siempre creo en las calorías totales. El ayuno intermitente, por ejemplo, hace que tengas una ventana en la que no tomas alimentos, pero claro, si en la otra ventana, donde sí puedes consumir, estás compensando la carencia anterior, realmente no te está sirviendo para bajar de peso. Si el objetivo es adelgazar, siempre debe haber un balance negativo, es decir, que gastes más de lo que comas, y emplees el método que emplees, debe ser uno que se adapte bien a ti.
¿Hay algún método más perjudicial que otro?
Los que restringen algún tipo de alimento. Por ejemplo, los que restringen hidratos de carbono o la dieta keto, en la que aumenta la ingesta de grasa, al final, aparte de que te genera más ansiedad, porque estás suprimiendo muchos alimentos, no creo que se puedan mantener en el tiempo. Las vas a llevar durante un periodo concreto, y hasta pueden llegar a generar el efecto rebote y coger todo el peso que antes se había perdido.
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