El fenómeno del 'top manta'

La venta de falsificaciones, filón económico de narcos y terroristas internacionales

El mantero solo obtiene una ínfima parte del dinero; la mayor parte del capital pasa a los bolsillos de organizaciones criminales

Un mantero vende camisetas deportivas falsificadas, en Barcelona

Un mantero vende camisetas deportivas falsificadas, en Barcelona / JORDI OTIX

Cinco senegaleses exponen sobre una manta un abanico de productos falsificados cerca de la playa de la Barceloneta. Hay camisetas de Lamine Yamal y boxers Calvin Klein. Es una estampa habitual desde hace años en nuestras calles, especialmente en las zonas de costa. Una escena que se multiplica durante los meses de verano. Todo un catálogo de réplicas casi exactas al original, al menos a primera vista, pero de una calidad muy inferior a poco que se examine.

¿De dónde sacan los manteros toda esta mercancía? ¿Hacia dónde va el dinero que obtienen de esas ventas? Son las grandes preguntas que flotan en torno a este negocio ilegal. Por norma general, los vendedores son inmigrantes subsaharianos que proceden en su mayoría de Senegal y Gambia. Personas que han llegado a España en condiciones extremas y sobreviven con lo mínimo.

Además de China, Turquía o Bangladés se han posicionado en la cabeza del negocio de las falsificaciones

EL PERIÓDICO ha investigado el fenómeno de las falsificaciones, en auge en nuestros días, que tiene tentáculos desde China hasta el terrorismo yihadista. Hemos hablado con los responsables de las áreas especializadas de Policía Nacional y Guardia Civil, para que aporten luz a un fenómeno, conocido coloquialmente como 'top manta', del que solamente vemos, cual iceberg, la punta del problema.

Mapa que muestra la ruta que siguen las falsificaciones desde Asia (China, Bangladés y Turquía) hacia Europa y que sirven para financiar actividades ilegales.

Yihadismo

El pasado mes de marzo, el juez de instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional envió a prisión a un detenido en Santa Coloma de Gramanet (Barcelona) por presunto terrorismo yihadista. El arrestado accedía a las plataformas más violentas del DAESH, donde consumía publicaciones que facilitan el adoctrinamiento islamista. Durante la operación, llevada a cabo por agentes de la Comisaría General de Información, con la colaboración de la Brigada Provincial de Información de Barcelona y del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), se le incautaron al detenido numerosas prendas falsificadas que servían, según los investigadores, para financiar su labor.

"Organismos internacionales como Europol o Interpol alertan de la vinculación de redes de falsificación con organizaciones terroristas"

¿Son las falsificaciones la nueva gallina de los huevos de oro del terrorismo yihadista? Desde Guardia Civil aseguran que sí: "La falsificación de productos y su posterior distribución ilegal no es únicamente un delito contra la propiedad industrial. Desde hace más de una década, diversos , organismos internacionales como Europol, Interpol, la ONU y la WCO, alertan de la vinculación de redes de falsificación con organizaciones terroristas".

Drogas, prostitución y trata

¿Qué tipo de terrorismo financian? Desde el Instituto Armado indican que, en nuestros días, la relación se encuentra "particularmente en terrorismo de carácter yihadista, pero también en estructuras delictivas de otro tipo, tales como el narcotráfico, la prostitución, la trata de seres humanos o el crimen organizado transnacional".

"La compra de falsificaciones puede llegar a estar hasta bien vista, en especial por la población más joven"

De hecho, en nuestro propio país hay antecedentes de relaciones con esta industria y el terrorismo: un informe del Institute for Economics and Peace reveló que la organización terrorista ETA obtenía parte de su financiación a través del comercio con bolsos falsificados en el sur de España. Para ello, los miembros de ETA adquirían los bolsos en China y obtenían un importante beneficio por su venta, aproximadamente un 10% de sus ingresos totales, unos 200.000 euros.

Mapa que muestra la ruta que siguen las falsificaciones que han llegado desde Asia a Europa, en su camino a las grandes ciudades españolas (Barcelona, Madrid y Valencia), donde se venden para financiar actividades ilegales.

Con el paso de los años, esta modalidad delictiva se ha convertido en una fuente de financiación estable para todo tipo de organizaciones criminales. El motivo es el bajo riesgo penal comparado con otros delitos y su alta rentabilidad. "Por otro lado, el reproche social con el que cuenta este tipo de delitos no es ni de lejos comparable con el que sí que cuentan el tráfico de drogas, armas o personas", señalan fuentes de la Benemérita especializadas en delitos económicos.

"La compra de falsificaciones puede llegar a estar hasta bien vista, en especial por la población más joven, ya sea desde una perspectiva 'antisistema' o una búsqueda del 'chollo'. Su carácter global, flexible y descentralizado la convierte en una herramienta ideal para grupos que requieren recursos rápidos y difícilmente rastreables", añaden las fuentes policiales.

Modus operandi

Respecto al modus operandi habitual, destaca una producción descentralizada. La mayoría de productos falsificados (ropa, perfumes, calzado, electrónica) se produce en Asia, especialmente en China, Bangladés y Turquía. Estos productos se introducen en Europa a través de plataformas logísticas en puertos clave como Rotterdam, Marsella, Valencia, Algeciras.

Procedentes de China, Bangladés o Turquía, los productos llegan a Europa a través de puertos como los de Valencia, Algeciras, Marsella o Rotterdam

"Desde ahí pasan a redes de distribución que se extienden por todo el territorio. A continuación pasamos al escalón de 'redes locales de venta', donde radica la problemática de que estas estén gestionadas por células o individuos vinculados ideológicamente a movimientos terroristas". Ese penúltimo eslabón de la cadena es el que abastece a los migrantes del género, dado que son personas en situación de vulnerabilidad y necesidad de dinero rápido y en cash.

El mantero, una víctima

Porque el mantero es, a fin de cuentas, otra víctima de este sistema. Explican desde Policía Nacional que "organizaciones de determinadas nacionalidades tienden a explotar laboralmente a personas de esa nacionalidad para cometer el delito, por lo que en muchas ocasiones mos encontramos con delitos contra los derechos de los ciudadanos extranjeros". El mantero no se queda ese dinero. Obtendrá una ínfima parte por el trabajo realizado. Pero la mayor parte del capital pasa a los bolsillos de las organizaciones criminales más peligrosas del mundo.

Las falsificaciones suponen a España pérdidas de 5.700 millones de euros al año y la destrucción de 44.700 empleos

Desde la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), apuntan que "los perjuicios económicos que provoca la distribución de falsificaciones van más allá de las pérdidas en ventas de las marcas. Provocan daños irreparables también en el empleo de un país, en el Estado de bienestar debido a la pérdida de impuestos y en el comercio, lo que repercute en la vida de muchas ciudades".

Según el informe 'Situación del comercio ilícito y fraude en España, Europa y resto del mundo' de SICPA, en España se calcula que el impacto porcentual en el PIB de las falsificaciones "se sitúa en torno al 20%, con unas pérdidas de 5.700 millones de euros al año y 44.700 empleos. En la Unión Europea, el impacto es de 50.000 millones de euros al año y 416.000 empleos. Los últimos datos publicados por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), señalan que las pérdidas en nuestro país sólo en tres sectores (confección, cosméticos y juguetes) son de 1.511 millones de euros (6,7% de sus ventas) y 15.044 puestos de trabajo".

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