Gorgal: «Galicia fue el epicentro de la II Guerra Mundial por su wolframio»

«Mi idea primaria no era escribir esta novela, sino preservar la memoria de mis abuelos para mis hijos y mis sobrinos», afirma la autora de «La casa de la mina»

Desde la izq., Maica Gorgal y Lucía Trillo, ayer, en el Club FARO.

Desde la izq., Maica Gorgal y Lucía Trillo, ayer, en el Club FARO. / Alba Villar

Vigo

«Galicia fue el pueblo expoliado por su wolframio». Así lo aseguró ayer la docente y escritora Maica Gorgal (Santa Comba, A Coruña, 1966), durante la presentación en el Club FARO de «La casa de la mina» (Ediciones B), novela ambientada en la Galicia minera de la posguerra en la que se dan la mano el romance en tiempos de conflicto, la intriga, el espionaje y la guerra. La trama está ambientada en mina de Varilongo, de donde los nazis obtenían el wolframio, también llamado «oro negro», mineral fundamental para su armamento.

Para Gorgal, esta explotación minera tuvo sus pros y sus contras. Como aspectos positivos destacó que supuso puestos de trabajo para una población que no tenía qué llevarse a la boca; la llegada de avances técnicos y en este sentido subrayó que este municipio fue uno de los primeros de Galicia en tener luz eléctrica; y una apertura cultural y social, ya que atrajo a personas de toda Galicia y de otras regiones de España. «También vinieron represaliados españoles, entre los que había maestros que dieron clases gratis a los niños de la mina», relató durante la conversación que mantuvo con la periodista Lucía Trillo.

Entre los aspectos negativos, subrayó los obreros que fallecieron en los pozos de las minas, entre ellos también niños, y la contaminación de las aguas y cultivos por el arsénico que se extraía junto con el wolframio. Además, cuando el wolframio dejó de hacer falta y la mina cerró, la gente volvió a quedarse sin trabajo. «Los grandes beneficiarios fueron las empresas y los bancos. Las parroquias se quedaron las migajas», aseguró.

La prueba está en la propia casa de la mina, el edificio central del poblado minero, que aún persiste, aunque en estado de abandono. El poblado minero, sin embargo, ha sucumbido al paso del tiempo y el olvido. «No sabemos explotar lo nuestro. Tenemos el epicentro de la II Guerra Mundial en Galicia, con el wolframio, y no lo explotamos», afirmó la escritora.

El romance de Sara, una joven de la zona procedente de una familia pobre, con Hannes, un ingeniero alemán que tiene relación con la explotación minera, es un recurso, explicó Gorgal, para acompañar al lector hacia las anécdotas, lugares y acontecimientos que le interesaba relatar en una historia que tiene mucho de real. «La historia de amor está inspirada también en un hecho real, aunque ficcionada para preservar la identidad de la pareja», dijo.

Su principal fuente han sido su propia familia y vecinos de la zona que trabajaron en la mina de Varilongo. «Mis abuelos me contaban anécdotas de su infancia y de su juventud que siempre me fascinaron. Mi idea primaria no era escribir esta novela, sino preservar la memoria de mis abuelos para mis hijos y mis sobrinos», explicó.

Sin embargo, a medida que fue ahondando en la historia de la mina, Gorgal fue descubriendo un mundo fascinante alrededor del wolframio que fue enriqueciendo la trama, como las redes de espionaje que se entretejió en Galicia durante la II Guerra Mundial y la red que ayudaba a escapar a los judíos de los nazis, una de cuyas rutas era la que realizaba el médico vigués Eduardo Martínez Alonso desde la casa que su familia tenía en Redondela.

«La casa de la mina» muestra también todo el mundo del contrabando del wolframio, y como se robaban gramos de este mineral de las propias minas, escondidos en mangos falsos, suelas de zapatos e incluso en moños, en el caso de las mujeres, y cómo se pagaba a cambio de que se hiciera la vista gorda. La razón: la necesidad. «Un kilo de wolframio costaba 300 pesetas; en el mercado negro, 1.000. El salario semanal en la mina era de 3 pesetas», comentó.

«Las mujeres sostuvieron la vida en el rural»

«La casa de la mina» salió publicada en gallego en 2021 y obtuvo el XXII Premio Risco de Creación Literaria. La edición de Ediciones B es una edición revisada y actualizada. Las propia Maica Gorgal ha sido la encargada de su traducción. Reconoce que publicarla en castellano es una gran oportunidad porque permite que la historia de Sara y Hannes llegue a más lectores, aunque también reconoció que se pierden expresiones en gallego y refranes que no tienen traducción al castellano.

Al hilo del romance de los protagonistas, «La casa de la mina» muestra las condiciones especialmente opresivas en las que vivían las mujeres durante la dictadura franquista. «Al principio, en la mina solo trabajaban hombres, pero después, ellas también comenzaron a bajar a los pozos, pero, haciendo el mismo trabajo, cobraban menos», puso como ejemplo.

Gorgal quiere rendir homenaje a todas estas mujeres, y especialmente a las del rural, que lucharon con sus armas manteniendo las aldeas. «Ellas sostuvieron la vida en el rural mientras los hombres estaban en la guerra y también nuestra lengua. Galicia siempre fue un lugar de matriarcas, pero de puertas para dentro. Fuera de casa no eran nadie», se lamentó.

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