Entrevista | Cristina F. Barcala Autora de «La bailarina guerrera»
«La mezcla de culturas siempre es enriquecedora»
Cristina F. Barcala expone en «La bailarina guerrera» (obra que presentó en la EMAO de Vigo) una muestra de empoderamiento femenino, expresión corporal y riqueza intercultural. En esta novela se inspiró en María Pérez, ‘A Balteira’, una juglaresa gallega artista y viajera del siglo XIII.

Critina F. Barcala, en la biblioteca de la EMAO. / Jose Lores

No quiero ser de un esposo, ni sierva en un convento, presa como un pájaro. Quiero ser libre como un hombre, para ir y venir a mi antojo, sin rendir cuentas a nadie, más que a mí misma. Es un fragmento de «La bailarina guerrera», cuarta novela de Cristina F. Barcala, licenciada en Bellas Artes y pintora, con una amplia experiencia docente. También cuenta con estudios avanzados de piano y danza. Esta novela está basada en la gallega María Pérez, ‘A Balteira’, personaje que la sedujo por su inteligencia y su carácter decidido. Presentó recientemente su obra en Vigo, de la mano de la escritora Susana Maceira.
¿Cómo nace «La bailarina guerrera»?
Es una novela histórica y tenía interés en situarme en la época de Alfonso X el Sabio, que coincidió con la última taifa musulmana en España, que fue la de Granada. Esa coexistencia que hubo en esa época me parecía muy interesante. Y empiezo a buscar por ahí.
¿Y cómo llega hasta ‘A Balteira’?
Investigando sobre Alfonso X y sobre su padre, Fernando III, me encuentro con un personaje que se llama María Pérez, a la que apodaban ‘A Balteira’. Era gallega. Me la vuelvo a encontrar en varios momentos más y la verdad es que era tal el poder de seducción de este personaje que me dije que ella tendría que ser la protagonista de la novela.
¿Qué descubrió de ella durante sus investigaciones?
Hay datos, pero son pocos. Algunos nos los han aportado los trovadores de la época, que escriben sobre ella. La guinda del pastel es una ‘cantiga’ de Alfonso X, que escribe sobre ella también, que bien se ha dicho que es una «cantiga de escarnio e maldizer». En aquella época, además, los hombres tenían todo el protagonismo y las mujeres, generalmente, eran amas de casa y poco más; pero esta mujer era independiente porque cuando cumplió los 18 años ya no tenía padre ni madre y había heredado todas sus propiedades. Y se dedicó a lo que ella quería. Era una persona letrada, que tenía conocimientos de varias disciplinas, entre ellas música, canto y danza, y quería dedicarse a eso. Además, también había aprendido a tirar con ballesta, y lo hacía muy bien, así que se apuntaba de «soldadera» para ir a la guerra. Era conocida tanto en el mundo nazarí como en el cristiano porque actuaba en todas las cortes. Entraba y salía de donde le daba la gana.
¿Encierra la obra un mensaje de empoderamiento femenino?
Por supuesto. Es una mujer que tiene claro que no va a admitir, a mi juicio, vivir con un hombre, tener una familia, unos hijos... Se sabe que muere con más de 60 años, ya muy mayor para la época, pero no consta que estuviera casada ni tuviera hijos. Ella, además, puso su patrimonio en manos del Mosteiro de Sobrado dos Monxes, para que se lo administrasen, con la condición de que les legaría sus bienes al morir siempre que le hicieran una sepultura en condiciones.
¿Hace falta rescatar más figuras como la suya?
Claro. Y cada vez se van descubriendo más. Por ejemplo, Mari Luz González Peña está haciendo una labor fantástica al rescatar de los fondos de la SGAE una gran cantidad de autoras; como, por ejemplo, María Lejárraga, cuyas obras firmaba su marido. Se están rescatando muchas, pero hay muchas más.
¿Qué descubrió sobre la cultura gallega de la época?
Yo provengo de una familia gallega, de Pontevedra, por parte de madre. Así que, para las épocas de la novela que ‘A Balteira’ pasa en Galicia, bebo mucho de las fuentes de mi propia familia materna, de mi abuela. Por otra parte, cuando estudiaba Historia del Arte, me fascinó todo el desarrollo del arte islámico en España y todo ese concepto de usar el número sagrado, la proporción áurea, la simbología... Y siempre me ha gustado la mezcla de culturas, porque creo que la mezcla siempre es enriquecedora y es algo de lo que aprendes mucho. Si la gente comprendiera eso se evitarían muchas guerras, muchos conflictos. Ese es el mensaje que yo, humildemente, quiero dar.
Otro tema importante que aborda es el de la religión.
Yo creo que es de una gran honestidad que la protagonista sea fiel a sí misma, a su propia moral y creencias. En el libro, por ejemplo, la protagonista es amiga de la tejedora, que es musulmana, siendo ella de origen cristiano. Hay una serie de sentimientos que son comunes a las grandes religiones y ellas, en ese sentido, se respetan.
¿Tiene alguna influencia o referente literario?
No, y prefiero no tenerlos. He leído a muchos autores, de todo tipo, y tengo mis favoritos y no favoritos, lo reconozco. Pero prefiero no dejarme influenciar para que lo que escribo sea un planteamiento personal, original y en base a mis propios sentimientos y experiencias.
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