Las borrascas térmicas ponen en alerta a Galicia mientras Rudiger espera en la grada

MeteoGalicia ve improbable que vuelvan las bajas de alto impacto, pero no lo descarta: «En meteorología no hay nada imposible»

Rayos en Campo Lameiro, la semana pasada

Rayos en Campo Lameiro, la semana pasada / David Domínguez (@RedmeteoP)

Los avisos por tormenta han vuelto a Galicia para dar continuidad al lluvioso primer cuarto de 2025. Tras varios días de tregua y tiempo tranquilo, desde este mediodía la Aemet mantiene advertencias de nivel amarillo en el corazón del territorio, en zonas colindantes de Pontevedra, Ourense y Lugo donde se pueden registrar hasta 15 l/m² en una hora. El viernes la alerta se amplía a las Rías Baixas y al sur de A Coruña, y se añade el riesgo de aparato eléctrico y granizo.

Las tormentas ya están descargando chubascos considerables, pero de manera muy local: en la Serra do Faro se recogieron casi 20 mm en un par de horas, y a unos pocos kilómetros, en Lalín, no llovió ni una gota. Las responsables de estos fenómenos, explican desde MeteoGalicia, son las denominadas borrascas térmicas, típicas del final de la primavera, cuando la mayor cantidad de horas de sol provoca un calentamiento del aire en superficie.

Este tipo de bajas presiones se producen cuando esas masas cálidas interactúan con el aire frío en altura que se desprende de la circulación general, en forma de danas o vaguadas, como es el caso de estos próximos días. Esa relación de masas a distintas temperaturas provoca inestabilidad atmosférica que da lugar a las tormentas y sus fenómenos asociados: fuertes chaparrones, granizo, pedrisco, rayos y, en ocasiones, fuertes rachas de viento a nivel local.

El protagonismo meteorológico, por tanto, ha pasado en las últimas semanas a este tipo de borrascas, también llamadas diurnas al formarse durante las tardes. Pero entre marzo y principios de abril, los ciclones extratropicales fueron los que marcaron la tónica en la península ibérica. De hecho, hasta cinco de ellos fueron nombrados por los servicios meteorológicos, lo que quiere decir que se consideraron borrascas de «de alto impacto». La última bautizada fue Nuria, tras ella esperan desde entonces Pauline y Rudiger.

«Nada imposible»

Pero cuanto más se acerque el verano, más improbable será que vuelvan a aparecer, comentan en MeteoGalicia. Ello se debe a que el chorro polar, el que da origen a las borrascas atlánticas, se desplaza durante esta época a latitudes más al norte, dificultando que la península se vea afectada.

Además, el anticiclón se suele reforzar a la altura de las Azores, ayudando a bloquear la posible llegada de estos centros de bajas presiones. ¿Quiere decir esto que ya no habrá más borrascas de alto impacto hasta el otoño? «En meteorología no hay nada imposible», matizan desde MeteoGalicia.

El río Sil, a su paso por Cristosende, esta tarde

El río Sil, a su paso por Cristosende, esta tarde / MeteoGalicia

Diferentes alertas

El organismo autonómico recuerda que desde que arrancó el nuevo sistema de nombramiento, en 2017-2018, a finales de primavera y en verano la Aemet puso nombre a Miguel (5 de junio de 2019) y Oscar (4 de junio de 2023); el servicio meteorológico francés a Patricia (2 de agosto 2023) y el belga a Odette (24 de septiembre de 2020). Es decir, por improbable que sea, tiene más opciones de aparecer en esta temporada la borrasca Rudiger que el lesionado y sancionado jugador del Real Madrid de ese nombre.

Pero lo cierto, precisa MeteoGalicia, es que en el horizonte no parece que vaya a llegar ningún ciclón extratropical. Uno de los indicadores, el estado del mar, que se agita cuando se acercan las borrascas atlánticas, así lo apunta. El panorama será inestable, pero por estas interacciones entre masas de aire cálido y frío.

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Las borrascas atlánticas están caracterizadas, además de por las lluvias, por los fuertes vientos que provocan. Cuando el aviso es de nivel naranja, que en Galicia se activa con rachas de entre 90 y 100 kilómetros por hora, los servicios meteorológicos aplican la tabla de nombres decidida al comienzo de la temporada, que arranca en octubre. También es posible que con alerta naranja por lluvias y amarilla por viento, se le bautice.

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