Testimonios
"Con el covid fue el papel de vater, ahora es el atún": excepcionalidad y solidaridad resurgen con el apagón
Las calles y las escaleras de vecinos en los barrios de Barcelona han revivido la sensación de encontrarse en un momento excepcional, como sucedió hace cinco años con el covid

Productos agotados en un supermercado de Barcelona este lunes por la tarde / Glòria Ayuso
Glòria Ayuso
Tan solo una hora y media después del inicio del apagón, en las estanterías de los bazares del barrio de Sant Martí se habían terminado todas las radios que funcionan con pilas. Por la puerta seguían entrando personas en busca de transistores, ávidas de información ante unos teléfonos móviles sin conexión y la falta de cualquier otro medio para obtenerla. "Se han terminado", alertaba en seguida una dependienta a las personas que llegaban, mientras que delante de la caja había una cola nada habitual.
En uno de los supermercados, la afluencia ha ido también en aumento, con colas en las cajas y carros llenos. "Con el covid fue el papel de váter, ahora todos preguntan por el atún", comentava con asombro una dependienta. "Cuando pasan cosas la gente entra en pánico... Se entiende...", añadía.

Clientes en un bazar de Barcelona tras el apagón / Glòria Ayuso
Las neveras con el embutido, yogures y los platos cocinados además de apagadas, estaban cerradas. Aún así, algún que otro cliente se atrevía a subir las lonas que impedían el acceso a los abastos. La cajera alertaba: "el super podrá estar abierto lo que duren los generadores, que serán unas cuatro horas...". Por la calle, muchas personas caminaban hacia sus cadas cargando botellas de agua.

Neveras cerradas en un supermercado de Barcelona tras el apagón / Glòria Ayuso
Cómo subir un perro de 30 kilos al sexto
También en el barrio de Sant Martí, dos horas después de lo previsto, Margarita Garriga ha logrado volver a su casa, en la Gran Via de les Corts Catalanes, tras quedarse atrapada en el túnel del metro a unos 100 metros de la estación de La Sagrera. "Hemos estado unos 30 minutos encerrados. Una chica ha cogido un ataque de ansiedad y la hemos estado calmando. Los trabajadores nos han evacuado, con la linterna de los móviles hemos iluminado el túnel", explicaba. "Me dolían las piernas, pero cuando ha pasado todo esto, he caminado muy bien, ni me he dado cuenta", destacaba con ánimo. Al volver, le esperaban ocho pisos hasta llegar a casa.
En el mismo bloque, un vecino intentaba subir a su perro de 30 kilos, que volvía del veterinario, enfermo y tumbado sobre una plataforma. Tres personas que se han topado con él han sumado fuerzas para subirlo hasta el sexto piso. El vecino ha estrechado fuertemente sus manos, agradecido. Otra de las pequeñas imágenes de solidaridad que se han repetido esta mañaba de lunes, cinco años después del covid.
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