El encaje de la formación
Los másteres, ¿realmente mejoran la empleabilidad?
Los programas de las universidades evolucionan para responder a un mercado que exige talento versátil y actualizado

El mercado laboral demanda cada vez más tanto habilidades blandas y de adaptación a los cambios como tecnológicas. / Marc Asensio Clupés
Glòria Ayuso
Cursar un máster o posgrado implica una inversión importante, tanto económica como de tiempo. Ante este compromiso, ¿existe un retorno cuantificable en términos de empleabilidad, salario y proyección profesional?
“Un máster siempre se traduce en un cambio: mejora salarial, nueva posición o incluso un cambio de sector”, asegura la escuela de negocios EAE a EL PERIÓDICO. Según su Employment Report, la mitad de los alumnos encuentra empleo antes de finalizar el máster, y el 93% lo logra al cabo de un año. Además, más de la mitad incrementa su salario tras titularse.
Mejora salarial
“El salario puede llegar a ser entre un 20% y un 30% superior respecto a quienes no tienen estudios de posgrado” , además de facilitar el acceso a cargos de liderazgo, afirma el vicerrector de Formación Permanente y Profesional de la Universitat de Barcelona, Màrius Domínguez. Especialmente, según concreta, en sectores como logística, finanzas y salud, a la vez que subraya el valor de las prácticas, puerta de entrada al mercado laboral.
La transformación digital ha modificado los perfiles profesionales más demandados. La directora ejecutiva de Adquisición de Talento del Grupo Adecco, Isabel Echevarría, destaca la importancia que están tomando los estudios especializados en sectores más tecnológicos, científicos, de administración y dirección de empresas y ciencias sociales. No obstante, las habilidades blandas —comunicación efectiva, adaptabilidad, resolución de conflictos y empatía— han cobrado tanto valor como las competencias técnicas. Por ello, insiste en que, “una vez obtenida la titulación, es la inteligencia emocional lo que marca la diferencia en una candidatura”.
Adaptación al cambio
Universidades y escuelas se intentan adaptar a un mundo laboral en pleno cambio. La UB subraya su apuesta por una formación que combine competencias tecnológicas con un enfoque humano y práctico, adaptado al mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA). La responsable de Desarrollo Profesional de ESIC, Lorena Castillo, señala que los programas educativos integran formación técnica con habilidades transversales como el pensamiento crítico, la comunicación o la gestión del cambio, y se enfocan en perfiles híbridos que entiendan tanto la tecnología como el negocio. El MBA de EAE, que ha tejido diversas alianzas con partners tecnológicos, incluye una especialización en IA.
También en el ámbito jurídico, el Col·legi de l’Advocacia de Barcelona (ICAB) destaca el valor de la especialización, con másteres como el de Inteligencia Artificial y Derecho o el nuevo TMT (Tecnologías, Media y Telecomunicaciones), sin olvidar el valor de la oratoria y la gestión. Aparte del contenido académico, subrayan la importancia de estas formaciones por el networking que se establece con docentes y compañeros.
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