PROTOCOLOS ACTIVADOS
¿Qué sabemos del asteroide 2024 YR4 que podría chocar contra la Tierra en 2032?
Según las primeras estimaciones, las probabilidades de impacto rondan el 2%, aunque esta cifra podría ir cambiando conforme se vayan afinando las observaciones

Recostrucción artística del asteriode 2024 YR4 sobre la plaza de Catalunya de Barcelona para comparar el tamaño.
Valentina Raffio / Alex R. Fischer
Hace unos días, las grandes agencias espaciales del mundo avistaron un asteroide que podría chocar contra la Tierra en 2032. Según las primeras estimaciones, las probabilidades de impacto rondan el 2%, aunque tal y como matizan los expertos, esta cifra podría ir cambiando conforme se vayan afinando las observaciones sobre la trayectoria de esta enorme roca espacial, bautizada con el nombre de 2024 YR4.
La detección de este asteroide ha activado por primera vez en la historia todos los mecanismos de defensa planetaria y eso, lejos de traducirse en una señal de alarma, ha activado una colaboración internacional sin precedentes para rastrear la órbita de este cuerpo rocoso y estudiar qué hacer en caso de que se confirmara un eventual impacto contra nuestro planeta. En Cataluña, por ejemplo, los observatorios astronómicos del Montsec y de Pujalt han puesto a disposición su instrumental científico para estudiar la composición y trayectoria del objeto.
Entre 50 y 90 metros de diámetro
Los primeros análisis del 2024 YR4 afirman que se trata de un asteroide rocoso próximo a la Tierra con un diámetro entre 50 y 90 metros, menos que un campo de fútbol y similar a la parte central de la plaza de Catalunya de Barcelona. Todo apunta a que procede de la fragmentación de un asteroide mayor situado, a su vez, en el gran cinturón de asteroides situado en nuestro Sistema Solar. Este tipo de rocas espaciales suelen permanecer en órbitas estables durante millones de años hasta que, eventualmente, algunas caen en las llamadas resonancias planetarias y son “absorbidos” por la acción gravitatoria de los planetas como la Tierra. Es ahí cuando se salen de su recorrido estándar, modifican su órbita y se avecinan poco a poco a nosotros.
En este caso, la ciencia ha sido capaz de detectar el cambio de órbita de este asteroide y su posible impacto contra nuestro planeta con siete años de margen y con al menos dos ventanas de observación para dirimir su trayectoria. La primera, desde ahora hasta el mes de mayo y la segunda, en el año 2028, cuando todo apunta a que tendremos los datos definitivos sobre el recorrido de este asteroide y, en caso de confirmarse el riesgo de colisión, al menos cuatro años más de margen para trazar planes para desviar el rumbo de esta roca espacial. Según explica el astrónomo Josep Maria Trigo, del Grupo de Asteroides, Cometas y Meteoritos del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC), en estos momentos "el escenario de un impacto es improbable" pero, aún así, "el hecho de que se activen todos los protocolos es una buena noticia porque significa que estamos en plena era de la defensa planetaria".
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