Entrevista | Carlos Fernández de Vigo Cineasta vigués, ganador del Goya por el corto de animación “Cafunè”
«Queremos contribuir en Galicia como ahora lo hacemos en Navarra»
«Intentamos atraer inversión a Galicia, abrir un estudio ahí, pero no ha salido bien a la primera»

Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo, en primer término, agradeciendo el Goya durante la gala. / Álex Cámara

Los vigueses Carlos Fernández de Vigo y Lorena Ares Lago han ganado el Goya al mejor corto de animación por «Cafunè», una película de 8 minutos que, como dijeron en la gala, trata «sobre la migración forzada y el acogimiento digno; no habla sobre política, sino de personas, y de la empatía que merecen». Cuenta la historia de Alma, una niña solitaria que revive su traumático pasado cuando su muñeca cae a la piscina, lo que le recuerda el naufragio de la patera del que fue la única superviviente. Luna, su rescatadora, la ayuda a superar su trauma y reconstruir su vida.
Fernández de Vigo atiende a FARO sobre las 2 de la tarde del domingo, en plena resaca de los Goya. Aún no sabe que él y Lorena Ares han sido los únicos gallegos en ganar un «cabezón», ya que hasta las 5 de la mañana estuvieron totalmente inmersos en la vorágine protocolaria y de entrevistas a la que se someten, con gusto, los premiados. «Pensé que habría algo más, hay mucho talento en Galicia», señala el cineasta, vigués al igual que Lorena Ares, ambos afincados en Navarra, aunque siguen ejerciendo de gallegos. «En nuestras películas es muy habitual que te encuentres con talentos gallegos como Ángel de la Cruz, Xosé Zapata, Marcos García, director de fotografía, o Cristina Fernández, artista 3D… Profesionales muy potentes y de muy alta calidad», subraya.
—Lo han conseguido al cuarto intento. ¿Sabe mejor el premio así?
—Lo que sabe bien es mirar hacia atrás y ver que ha habido nominación tras nominación, por dirección de largos Lorena y yo por separado, y que luego, juntos en otros dos cortos, hayamos tenido nominación y ahora premio. Llena de alegría la visión de carrera: esto una maratón, una carrera de vida. El hecho de que haya habido varias nominaciones, las tres últimas consecutivas, es un orgullo para todo el equipo.
—¿Veían más posibilidades en esta ocasión?
—Llega un punto en que psicológicamente nos enfocamos en disfrutar del proceso de la nominación, que son unos meses muy dulces, de exposición de todo el trabajo, en el que el público y el académico se interesa y está expectante a que le contemos. Esos meses son oro. Si luego los académicos consideran que la obra es merecedora del premio, queda para la historia del cine español y para nuestra memoria. Es un gran orgullo para todos.
—Insistieron en el agradecimiento al Gobierno de Navarra, por ser “los primeros en apoyar esta película”. ¿Lo intentaron en Galicia? ¿Qué les ha dado Navarra?
—Navarra nos ha propuesto una estrategia a largo plazo, una estrategia público-privada, en la que la visión de la industria se combina con la visión cultural y artística. Para nosotros el cine es una expresión artística y cultural, por supuesto, pero también es un modelo de negocio y una industria que genera riqueza y empleo de alta cualificación y a largo plazo. Hace 8 años, a iniciativa público-privada desde Navarra, se nos invitó a una visita y ahí nos plantearon cuál era su estrategia a largo plazo. Nos la creímos, coincidía mucho con nuestra visión de lo que es la industria cinematográfica. En Galicia lo luchamos permanentemente. De hecho, estamos con la producción de un largometraje “DinoGames”, e intentamos atraer inversión a Galicia, abrir un estudio ahí, pero no ha salido bien a la primera. Lo hemos presentado a la convocatoria de largometrajes sobre proyecto, pero no hemos tenido fortuna. Volveremos a intentarlo, porque no solo somos gallegos, Lorena y yo, en nuestro equipo hay varios gallegos que llevan años recorriendo el mundo con nosotros y nos sentimos con la responsabilidad de devolver lo que nos ha dado. Hemos impartido clases en un grado de Ingeniería Informática Lorena y yo, lo hemos dejado hace poco porque no nos daba la vida. Estamos en el momento en el que somos más valiosos: acumulamos dos décadas de experiencia, pero estamos conectados con nuestro trabajo al cien por cien y con muchos proyectos de alta calidad por delante. Seguiremos intentándolo, porque creemos que es nuestra responsabilidad como gallegos, porque tenemos nuestra familia y amigos ahí. Queremos contribuir en Galicia como ahora lo hacemos en Navarra.
—Lleva mucho tiempo muy involucrado en la IA. ¿Estamos en un momento especialmente ilusionante o desafiante con la eclosión de la IA generativa?
—Llevo tiempo trabajando como investigador, y he diseñado y dirigido, durante los últimos 20 años, proyectos de I+D. He tenido la fortuna de trabajar con científicos de las tres universidades gallegas, con todas las navarras, algunas catalanas y otras madrileñas. He trabajado en muchos tipos de tecnología: transmisión de datos, blockchain para temas de seguridad, renderizados GPU… Hace 8 años descubrí la IA en el ámbito académico y pronto llegué a la conclusión de que la IA no es una tecnología nueva, es una disrupción tecnológica que va a cambiar para siempre nuestra vida, nuestra relación con la tecnología, el conocimiento… Incluso afecta a los equilibrios geopolíticos, es un elemento de altísima sensibilidad. Cuando hace 8 años llegué a esas conclusiones propuse a mis socios replantear la estrategia del grupo de empresas. Transferimos mucha inversión de otros proyectos a la IA. Hoy tenemos un laboratorio privado con más de una docena de investigadores en nómina. Llevamos 8 años trabajando, no solo desde ChatGPT. Lo vivo como la llegada de una disrupción en la que quiero formar parte en la toma de decisiones, no como una ola que me arrastre y a la que yo tenga que adaptarme o luchar para sobrevivir. Es un momento en el que todos tenemos que dar un paso adelante con una combinación de valores éticos, objetivos como sociedad y una perspectiva humanista, que deben preponderar en la transformación tecnológica que se está produciendo. Si no, corremos el riesgo de encontrarnos con una serie de herramientas que no hemos inventado nosotros y que marquen aspectos relevantes de nuestras vidas y de las siguientes generaciones.
—Pero aclaran que no han usado la IA en “Cafunè”.
—Absolutamente nada. Todo es analógico, hecho a mano por artistas. No porque no hubiéramos podido hacerlo, pero esa visión humanista hace que si lo hubiéramos hecho con IA nunca hubiera generado esa conexión emocional. Puede hacer cosas técnicamente muy impresionantes, pero eso no lo convierte en un canal de comunicación. Nada de IA en esto, aunque tenemos soluciones muy avanzadas: hemos hecho una combinación de modelos de IA que generan un cantante en tiempo real. Hay un cantante llamado Bnet, es un freestyler de rap, campeón en el mundo hispánico, y hemos generado una IA que se va a batir en duelo con él. Desarrollamos una performance colectiva en la que ponemos una IA entrenada al arte de este cantante. Estamos trabajando en el ámbito de la ingeniería industrial, desarrollando herramientas a medida para multinacionales. Desde nuestro laboratorio diseñan algunas de las máquinas que fabrican los Ferrari. Fíjese lo transversal que es esta tecnología, por lo profunda que es la disrupción.
—¿En qué consiste el proyecto “DinoGames”, en el que lleva tiempo involucrado, y que mencionó en el agradecimiento del Goya?
—Suelo decir en broma que si Lorena y yo, en lugar de trabajar en DinoGames hubiéramos tenido un hijo, estaría a punto de matricularse en la carrera [risas]. En esta profesión, la paciencia y la resiliencia son clave. Es un proyecto que lleva más de 15 años, con la participación de TVE. Es una coproducción internacional con Bélgica, participan guionistas de Hollywood que trabajan para Steven Spielberg y para Guillermo del Toro. En la parte del guion original también está Ángel de la Cruz y hay muchos más artistas gallegos. Esta película es la que siempre hemos querido hacer una parte en Galicia. Fue en Santiago hace 16 años cuando nacieron las primeras líneas de este proyecto. Hoy es un largometraje en producción que tiene una serie proyectada, y de la mano de la IA estamos creando nuevos formatos de entretenimiento basados en el universo de “DinoGames”.
—¿Está basado en un videojuego?
—DinoGames no es un videojuego, son formatos que eran imposibles hasta ahora y que son el resultado de combinar la creatividad de un equipo en un laboratorio, ingenieros especializados en IA. Es nuestra visión del momento. No veo tan la clara la frontera entre lo que es ser un artista y ser un ingeniero, todo se mezcla. Las barreras del conocimiento se están derrumbando cada día más rápido. Una visión renacentista tiene sentido en este mundo que estamos viviendo de disrupción tecnológica, para no caer en los errores en los que hemos caído como especie en otras épocas, como en la Revolución Industrial, en la que hubo una cierta deshumanización. De eso va “Amanece la noche más larga”, el corto anterior que hicimos; también el siguiente corto en producción, “Esquizo”, el tercero en la tetralogía de cortos que hemos escrito. Intentamos contribuir con una visión que unifica la parte artística a través del cine con la de desarrollo tecnológico a través de laboratorio. Todo está unido: nuestra empresa es un local sin paredes, los ingenieros están mezclados con dibujantes, para que el conocimiento sea una tecnología humanista y un arte que utilice la tecnología para ser único.
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