Dieta cetogénica y cáncer: ¿qué dice la ciencia?

En una búsqueda rápida en Google aparecen innumerables entradas que hablan sobre los beneficios de la dieta cetogénica en los pacientes con cáncer. Pero, ¿es realmente beneficiosa una dieta baja en hidratos de carbono en los pacientes oncológicos? ¿Qué riesgos o peligros tiene?

Una joven se debate entre productos con carbohidratos y otro tipo de alimentos.

Una joven se debate entre productos con carbohidratos y otro tipo de alimentos. / Freepik

M. González

M. González

Vigo

La dieta cetogénica se define como una dieta muy baja en el consumo de carbohidratos (menos de 50 gramos al día) y alta en grasas. Existen numerosas afirmaciones sobre sus beneficios en los pacientes con cáncer, basadas en la hipótesis de que, al restringir la glucosa –principal fuente de energía para las células tumorales–, se podría ralentizar su crecimiento.

«Este concepto se fundamenta, en parte, en el efecto Warburg, que describe cómo las células cancerosas presentan un mayor consumo de glucosa», afirma Oliver Sambad-Baliña Durán, dietista-nutricionista especializado en nutrición clínica. «A partir de esta premisa se ha asumido erróneamente que los carbohidratos alimentan a la célula tumoral y estimulan su crecimiento, y que las dietas cetogénicas, al ser bajas en carbohidratos y por lo tanto en glucosa, podrían reducir el crecimiento del tumor al quitarle su ‘alimento’. Esto es una visión muy reduccionista y simplista del tumor», expone.

«La prestigiosa revista The Lancet Oncology escribió un artículo hablando de este tema, en el que aclara que el efecto Warburg está profundamente vinculado con la idea errónea de que ciertos alimentos nutren al cáncer».

«Todos los carbohidratos digeribles, ya provengan de vegetales o de alimentos ultraprocesados, se descomponen en azúcares simples, entre ellos la glucosa», explica: «Las raíces de este malentendido son evidentes y se contradicen de una forma muy simple: la glucosa es necesaria para la respiración celular en todas las células del cuerpo, sin importar que sean cancerosas o no; además, las proteínas y las grasas también pueden transformarse en glucosa, y es necesario aclarar que el tumor es una masa de células de muy alto rendimiento que se adapta a muchos contextos desfavorables y puede utilizar otros sustratos que no sean la glucosa para crecer».

De este modo, el nutricionista sostiene que «es una falacia asumir que la glucosa y los carbohidratos en sí mismos alimentan el cáncer, y denota una falta de conocimiento sobre las células cancerosas y su fisiología y metabolismo».

Entonces, ¿qué peligros puede tener seguir esta pauta de alimentación? «Cuando analizamos la evidencia científica nos encontramos muy pocos estudios en los que la dieta cetogénica tenga efectos beneficiosos en la reducción de la progresión del tumor, y estos efectos suelen ser muy modestos y cogidos con pinzas», destaca Oliver Sambad-Baliña Durán: «Algunos de estos estudios son simples casos clínicos en los que no conocemos si fue la dieta la que mejoró el pronóstico del paciente o fueron los tratamientos médicos».

Efectos negativos

«Lo que sí observamos son multitud de estudios en humanos donde el seguimiento de este patrón dietético tuvo efectos negativos, tales como la pérdida de peso y de masa muscular», advierte. «Esto es muy importante tenerlo en cuenta, ya que la pérdida de masa muscular durante el cáncer aumenta el riesgo de mortalidad. Explicado de una manera sencilla, el músculo ejerce de rival metabólico contra el tumor y, por esto, preservar la masa muscular es uno de los principales objetivos de la dieto-terapia durante el cáncer», expone.

Algunos estudios recientes también sugieren una mayor proliferación y metástasis de cáncer siguiendo este patrón. «Debemos entender que una célula tumoral es una célula muy avanzada que puede obtener energía de otros sustratos, no solo de la glucosa», subraya el nutricionista.

Oliver Sambad, nutricionista

Oliver Sambad, nutricionista / Fdv


Oliver Sambad Baliña
Dietista-nutricionista

«Es una falacia asumir que la glucosa y los carbohidratos alimentan el cáncer»

Asimismo, la dieta cetogénica puede resultar difícil de seguir: «Los pacientes con cáncer presentan un menor apetito y una menor ingesta de alimentos, por lo que obligarles a seguir una dieta de este tipo se torna insostenible y agrava la bajada de peso». Otros efectos adversos podrían ser «una mayor recurrencia de fatiga, náuseas, vómitos y estreñimiento o un riesgo de sufrir alguna deficiencia nutricional, además de estar contraindicada en diversas situaciones médicas». También advierte de que «se estima que casi la mitad de los pacientes con cáncer presentan trastornos de la conducta alimentaria, por lo que transmitirles el mensaje de que los carbohidratos están alimentando al tumor puede tener repercusiones también a nivel mental».

«No existe una dieta universal para pacientes con cáncer», dice el experto. «Las recomendaciones suelen individualizarse según el tipo de cáncer, estado del paciente, y el tratamiento médico. La nutrición nunca va a curar el cáncer, pero sí es una herramienta que ha demostrado ser importante para mejorar el pronóstico del paciente». También subraya que «la malnutrición en pacientes con cáncer es frecuente debido a factores como la anorexia, los efectos secundarios de los tratamientos de la quimioterapia y la radioterapia y las dificultades para alimentarse»: «Esta condición tiene un impacto negativo en el pronóstico, ya que provoca pérdida de masa muscular, una peor defensa inmune del cuerpo y una mayor vulnerabilidad a complicaciones e infecciones, lo que, a su vez, genera estancias hospitalarias más largas y una peor respuesta a los tratamientos».

Así, apoyarse de un dietista-nutricionista especializado en la nutrición oncológica es fundamental para prevenir la malnutrición y las complicaciones que se puedan derivar de la misma, para mejorar la tolerancia a los tratamientos médicos y favorecer su eficacia y para mejorar la calidad de vida del paciente con cáncer al manejar los síntomas y toxicidades derivados del tratamiento: «Es muy difícil ver un dietista-nutricionista en la Seguridad Social y son muchos los pacientes que no saben cómo alimentarse y se encuentran perdidos. La inclusión del nutricionista es un pilar fundamental y un arma más en la lucha contra el cáncer. Y no es la única, ya que conocemos que otras terapias, como el entrenamiento físico adaptado al paciente oncológico, también parecen mejorar el pronóstico de recuperación y la calidad de vida».

«Influencers»

«Las recomendaciones sobre nutrición para pacientes oncológicos provienen, en su mayoría, de coaches e influencers que carecen de la formación necesaria», advierte. «Los pacientes con cáncer se encuentran en una situación de vulnerabilidad, por lo que, en busca de esperanza, pueden aferrarse a cualquier propuesta que suene convincente. Estos coaches, que a menudo se lucran de dicha esperanza, explotan ese deseo de los pacientes. Sabemos por algunas investigaciones que se han registrado cientos de millones de búsquedas de una variedad de dietas para curar el cáncer en plataformas como TikTok», argumenta.

«También existen profesionales de la salud que recomiendan dietas específicas, y lo hacen citando estudios científicos que supuestamente respaldan su eficacia. Sin embargo, al analizar estos estudios, encontramos que los resultados son variados, con procedimientos cuestionables y de baja calidad». Así que, para evitar caer en la desinformación, recomienda acudir a guías clínicas reconocidas y basadas en evidencia, como las de la ESPEN (Sociedad Europea de Nutrición Clínica) o las guías de la SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica).

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