Entrevista | Arantza Portabales Escritora
«Me interesa cómo afecta el crimen a las personas que están a su alrededor»
«Asasinato na Casa Rosa» (Galaxia) es el título de la nueva novela de Arantza Portabales que sale a la venta mañana, jueves, simultáneamente en gallego y en castellano («Asesinato en la Casa Rosa», Lumen) y que inaugura una nueva serie literaria, «Los crímenes de Loeiro».

La escritora Arantza Portabales, ayer en el Paseo Alfonso XII de Vigo / Marta G. Brea
Ambientada en la zona de las Rías Baixas, «Asasinato na Casa Rosa», («Asesinato en la Casa Rosa», en castellano) es la nueva novela de Arantza Portabales (San Sebastián, 1973), que inaugura una nueva saga literaria. En esta primera entrega, su protagonista, Iria Santaclara, una inspectora en excedencia, acepta investigar extraoficialmente el asesinato de la mujer de uno de los hombres más poderosos del país, ocurrido en la mansión familiar de Loeiro durante el confinamiento por el COVID, para que su marido, que sufre graves secuelas a causa de un ictus, pueda recibir un tratamiento carísimo en un centro pionero de Alemania. Aunque han pasado cuatro años, la inspectora accede a hospedarse en la casa del magnate para averiguar si, efectivamente, la mujer murió asesinada y quién fue, dado que en la casa en esa época solo estaba la familia: el propio Ulises Villamor, sus tres hijos, sus respectivas parejas y los nietos. Pero no estará sola. Para desentrañar este misterio, contará con la colaboración de su antiguo jefe, el comisario jubilado César Araújo. Para esta nueva serie, la autora de "Belleza roja" se traslada hasta una pequeña villa, Loeiro, donde todo el mundo parece saber lo que ocurre en las casas de los demás y donde todos guardan celosamente algún secreto.
-«Asesinato en la Casa Rosa» se anuncia como la primera novela de una nueva saga...
-Es una idea de los editores, que tuvieron muy claro que parecía una saga. Nunca se puede saber, pero estoy convencida de que es muy posible que haya muchas más historias en la villa de Loeiro y con la investigadora Iria Santaclara.
-¿Tan importante es la ambientación en la novela negra?
-Yo no soy mucho de ambientes porque me centro más en la psicología de los personajes y en cómo les afecta el crimen a las personas que están a su alrededor, pero en este caso es verdad que Loeiro es muy importante para mí porque es la villa de mi madre y donde yo pasaba los veranos cuando vivíamos en el País Vasco. Y me gusta mucho la relación que se crea entre los personajes y una villa tan pequeña, en la que todo el mundo está al tanto de lo que sucede en la casa de los demás, algo que también es muy nuestro. Por eso creo que, en este caso, las relaciones que se producen en las villas pequeñas son importantes para la historia.
«No hay géneros buenos ni malos; hay libros buenos y malos»
-Villas pequeñas con muchos secretos.
-Claro. Lo chulo de la novela negra es descubrir lo que todos esconden, porque siempre todos callan algo y es el hilo del que va tirando el lector para saber qué pasó y lo que mantiene la tensión, que es lo que nos gusta a los lectores de novela negra y que los escritores del género intentamos hacer.
-¿Resulta complicado sorprender a un lector cada vez más curtido en el género?
-Lo importante no son tanto las historias como la forma de contarlas, que es lo que acaba distinguiendo a unos escritores de otros, porque, al final, todo se reduce a lo mismo: la gente mata por pasión, por dinero, por celos...

La escritora Arantza Portabales, junto al Olivo, con su nuevo libro que sale a la venta este jueves / Marta G. Brea
-¿Es un género que se presta también a la denuncia social y política?
-No creo que esto sea algo único de la novela negra. La literatura consiste en contar la vida porque, al final, de lo que hablamos es de celos, de relaciones, de aflicción y de otros muchos temas con los que el lector se siente identificado.
-¿Por qué nos atrae tanto?
-Porque somos cotillas y nos reconcilia con nosotros, siempre. Terminas la novela y dices: «Yo no soy así» y eso es maravilloso. Y porque tiene un componente de entretenimiento muy importante porque no es lo mismo leer sobre lo que está pasando que intentar adivinarlo. Todos llegamos a casa tan cansados y con un baño de realidad tan grande que sumergirse en un misterio es muy apetecible y no debemos obviar esa función del libro como artículo de ocio, que a veces está tan denostada. No olvidemos que el libro está ahí para competir con las plataformas, con las redes sociales, con el cine... y que hay que buscar ese tiempo de ocio que tiene que ver con la imaginación, que no nos da todo hecho. Ahí es donde debemos ganar al lector y ahí es donde la novela negra ha ganado algo de terreno.
-La popularidad de la que goza el género, sin embargo, no juega a su favor. ¿Aún se ven los súperventas como literatura de segunda?
-Como asociamos que si es guapa no es lista. No hay géneros buenos ni malos; hay libros buenos y malos. Nadie duda que «En el nombre de la rosa» es una novela excepcional y es un trhiller.
-La primera cita que emplea está extraída de «La casa torcida» de Ágatha Cristie. ¿Es un guiño a la escritora británica?
-Claro. Yo siempre digo que mi primer contacto con la literatura adulta, con 12 o 13 años, fue con Agatha Cristie. Me fascina su capacidad para definir la psicología humana y a mí también, lo que más me interesa es definir por qué pasan las cosas, más que cómo pasaron, y, como dije antes, cómo afecta esto a los personajes de la novela. Y creo que esto fue la clave de su éxito porque la gente conecta con la mujer del vicario que lo encuentra muerto porque el día anterior discutió con él. Al final, todos somos capaces de conectar con una señora que vivía en la campiña inglesa hace cien años.
-Sin llegar a justificar el crimen, ¿el escritor puede llegar a empatizar con el asesino?
-¡Es que la gente buena es tan aburrida! Y además, en este caso que hablamos de gente de las altas esferas económicas, a veces parece que nos alegra que les pasen cosas así. Esto es algo pasional y muy poco humano desde el punto de vista de la humanidad, pero muy humano desde el punto de vista de cómo somos. Yo siempre digo que la parte divertida del asunto es que todos acabamos sintiéndonos mejor que todos esos personajes que pueblan nuestras novelas.
-¿Sigue habiendo nervios previos a la publicación de una nueva novela?
-Te diría que no, pero sí, los nervios están ahí. Sobre todo porque la gente está aguardando un nuevo libro, porque estamos en un escenario nuevo, con una investigadora nueva. El nivel de exigencia está ahí también, porque tengo muchos lectores muy fieles que están aguardando el nuevo libro y que en redes me dicen que tienen muchas ganas de leerlo y, claro, lo único que quieres es que lo pasen bien.
-Comenzó a escribir tarde. ¿Qué le animó a ello?
-Siempre digo lo mismo: me volví loca. Hay un momento en la vida en que echas la vista atrás y que dices: hice lo que hice, pero ahora quiero hacer otra cosa, Yo comencé a escribir y descubrí una pasión que me desmontó la vida. Llega un momento en la vida en que descubres que lo único que te mantiene vida es la pasión.
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