Un hombre-sirena en la ría de Vigo

Una investigación sobre el mito fundacional de los Mariño llevó al investigador Abel de Lorenzo a dar con un relato excepcional: «La fabulosa historia de cómo habían encontrado un hombre marino en la ría». «Hay quien diría que eran focas o algo parecido”, dice. El escrito deja «más dudas que certezas» sobre el hallazgo.

Representación heráldica del escudo de los Mariño, imagen tomada de Diego Hernández de Mendoza, Memoriales de linajes.

Representación heráldica del escudo de los Mariño, imagen tomada de Diego Hernández de Mendoza, Memoriales de linajes. / Fondos de la Biblioteca Nacional de España

M. González

M. González

A través de la figura de un personaje imaginario, mitad hombre y mitad pez, el escultor cambadés Francisco Leiro rinde homenaje a la herencia marítima de Galicia con su escultura de «El Sireno», que preside la Porta do Sol de Vigo.

Se trata, además, de una figura que ha provocado multitud de historias, mitos y literatura desde hace siglos. Concretamente, el doctor de la Universidad de Santiago de Compostela Abel de Lorenzo (Facultade de Historia, Instituto de Investigación en Humanidades), actualmente investigador invitado en la Universidad de París 1 Panthéon-Sorbonne, expone este interesante tema en su trabajo Hijos del Mar. La sirena en el mito fundacional de los Mariño (siglos XIV-XVII) (Cuadernos de Estudios Gallegos). «Hace algunos años desarrollaba una investigación sobre el sentido de pasado de algunas familias gallegas. No familias al azar, sino aquellas nobles que poseían cierto interés sobre el control sobre su pasado, especialmente sobre su fundación y su origen y, en definitiva, lo que las hacía únicas frente al resto, ese pedigree del mito», explica sobre el motivo de su investigación.

De entre todas aquellas familias sobresalían los Mariño. «Me interesaban especialmente porque integraban en su pasado fundacional un hecho especialmente fantasioso, al menos a nuestros ojos. En algunos de los relatos sobre la fundación de este linaje se afirmaba que descendían de una mujer marina o, más como se conoce ahora, de una sirena», explica Abel de Lorenzo. «La historia es conocida, nada nuevo traigo aquí sino por la anécdota añadida que alguien dejó escrita en un manuscrito hace casi 500 años. Los Mariño afirmaban que su primer ancestro raptó a una mujer marina —medio humana y medio pez— para tomarla como esposa. El obligado proceso de civilización —el habla, la comida y abandonar su piel escamada de pez— duró cierto tiempo hasta que pudo engendrar y dar origen a la prole de los Mariño. Como digo, nada nuevo de una historia repetida en la costa atlántica y adaptada cientos de veces a diferentes medios, de la novela a la televisión», explica.

Fue a partir de esta investigación de hace unos cinco años con el CSIC, que fue además una colaboración con el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento, como dio con la pista de un hombre-sirena. Alrededor del 1559, Domingo Díaz, de Redondela, dejó escrito en uno de los manuscritos sobre la historia de los Mariño un dato realmente llamativo. «Este hombre, del que muy poco sabemos, aprovechó el escaso margen del papel del nobiliario que poseía para relatar la fabulosa historia de cómo habían encontrado un hombre marino en la ría», expone.

Historias paganas

«Lo complejo aquí», prosigue, «es la creencia de esta gente, considerando que eran cristianos, que estaban en un contexto cristiano, pero que aludían a estas historias paganas o a estas creencias que para nosotros están totalmente trasnochadas», analiza. «Lo interesante es que uno de estos manuscritos nobiliarios, que son algo así como los catálogos de la alta sociedad de la época, donde contaban sus batallitas, aparecía esta nota marginal», destaca. «Domingo Díaz era el hombre que tenía que poseer este manuscrito y, al leer esa historia, posiblemente hizo esa anotación a partir de los recuerdos de su infancia», trata de explicar.

LA SIRENA EN EL MITO FUNDACIONAL DE LOS MARIÑO

LA SIRENA EN EL MITO FUNDACIONAL DE LOS MARIÑO

Así, apunta que Domingo Díaz recuerda en su infancia cómo tras varios días de tormenta, los marineros salieron a faenar. La sorpresa fue grande para todos cuando, contando con pescar sardinas, las redes sacaron del agua un hombre marino con barbas, cabello y manos, pero no pies. Ante la curiosidad, los marineros lo llevaron a tierra y para mantenerlo con vida en su medio originario lo metieron en un barril de agua salada para llevar el sorprendente hallazgo al arzobispo de Santiago. «Domingo refiere en su manuscrito la fama del evento por las historias que se contaban en familia, especialmente en casa de sus tíos. Por ejemplo, que el hombre marino no hablaba, igual que la sirena de los Mariño al comienzo. Nada más se nos dice de ese maravilloso hallazgo que intenta contextualizar la leyenda originaria de los Mariño, para hacerla posible, si cabe más comprensible, o para nosotros más legendaria por los misterios que deja entrever, como qué diría el arzobispo al recibir en ese tonel semejante cargamento, o cómo habría acabado sus días ese hipotético hallazgo de la naturaleza», se cuestiona el investigador.

Esta historia bebe posiblemente de otras de siglos anteriores. «Esa historia es idéntica a otras de Roberto de Coggeshall en la Inglaterra del siglo XII o sobre la aparición de otros hombres-pez en A Coruña que la gente alimentaba con pan, según Jerónimo del Hoyo, y otros relatos alimentados por el misterio negro y callado del fondo del mar», afirma Abel de Lorenzo: «Uno se pregunta dónde está la ficción, dónde está la copia, dónde está la inspiración».

Más dudas que certezas

«Hay quien diría que se eran focas o algo parecido, no lo sé, y que le llamaban de esa forma», plantea, al tiempo que subraya que este escrito deja más dudas que certezas. «¿Qué fue de ese hombre-sirena? ¿Murió? ¿Llegó a Santiago? ¿Qué sucedió?», dice mientras puntualiza que «en todo caso, querer llevarlo a Santiago es un símbolo de entrega, porque el señor de Redondela y de aquellas zonas en esa época era el arzobispo de Santiago, por eso que se le lleve allí era algo así como una especie de tributo de esas cosas maravillosas que encontraban en un mar que en esa época, y hasta no hace tanto, era un auténtico misterio».

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Abel de Lorenzo, investigador

«Domingo Díaz aprovechó el escaso margen del papel del nobiliario que poseía para relatar cómo habían encontrado un hombre marino en la ría»

De ahí «también se alimentaban este tipo de historias que daban lugar a que el mar estaba vinculado con algo también fantástico». «Yo creo que la única comparación que se me puede ocurrir es sobre qué pensarían sobre los astros, sobre el universo. Era igual de incognoscible, igual de lejano, igual de inaccesible, igual de oscuro», dice el historiador.

Abel de Lorenzo, natural de Pazos de Borbén y de Redondela y antiguo estudiante del IES Mendiño, considera también que este tipo de historias imprimen un «cierto aire místico» a la Ría de Vigo. «A esa zona llena de tesoros se le añade otro encanto más», dice sobre un hombre-sirena que puede ser algo así como «el monstruo del Lago Ness, pero en versión Sireno de Redondela. Son lugares densos en historia. Y eso es lo que los hace interesantes».

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