La viguesa que repara la autoestima coloreando la piel
María Santamaría, que lleva 27 años ejerciendo la profesión de dermocolorista, ha ayudado a muchas mujeres con cáncer de mama al devolverles la areola.

La dermocolorista viguesa María Santamaría. | FdV
Alba Prada
María Santamaría lleva 27 años trabajando como dermocolorista, una profesión que ella misma define como «estética reparadora». Aunque es viguesa, ha vivido un tiempo en Suiza, país en el que se inició en este trabajo que la ha encandilado por completo.
«Me había formado como delineante, pero llegó un momento de crisis en la construcción, y animada por una amiga que montó un centro de estética, empecé a formarme y me dediqué por completo a la estética reparadora», explica. De hecho, es de las afortunadas que ha logrado hacer de su trabajo su hobby favorito, ya que tiene 64 años y su mayor deseo es seguir trabajando muchos más.
«Empecé en Suiza y desde el principio mi idea ha sido siempre ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas», explica. Y es que esta dermocolorista ha conseguido a lo largo de su dilatada carrera mejorar la vida de muchas personas. Ha tenido clientes acomplejados por asimetrías, con imperfecciones en las areolas, con cáncer de mama o con una alopecia que les ha dejado sin cejas o pestañas. Su trabajo ha dado como resultado un cambio sustancial en la autoestima de todos ellos y un agradecimiento de por vida hacia María.
«Empecé en Suiza y desde el principio mi idea ha sido siempre ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas»
Rasgos naturales
El trabajo de esta dermocolorista ha estado siempre marcado por la sutileza, ya que busca enfatizar los rasgos naturales. «He llegado a rechazar trabajos con personas que querían que les hiciese un delineado marrón en el labio porque sé que con el tiempo eso no quedará bien. Si esa persona después, como no tiene labio, se pone ácido hialurónico, esa raya se extenderá. De hecho yo ya he corregido bastantes», cuenta.
María Santamaría nunca ha creado una empresa propia, dice, porque eso implicaría contratar a más personas y ella quiere ser la autora de todos sus trabajos. Es por ello que siempre se ha ido moviendo por clínicas de toda España y Suiza. En Santiago sigue activa en Dermogalicia, una clínica de dermatología, ubicada en Rúa da Senra. También sigue trabajando en el centro médico Cygom, de Vigo, ubicado en República Arxentina. Ya no lo hace en otros centros médicos que ella misma define como «carentes de ética profesional», pues María alza la voz para denunciar que muchas empresas solo piensan en lucrarse y anteponen el dinero al cliente y a la profesionalidad.
Micropigmentación
El dermocolorismo significa pigmento a través de la piel. Aunque mucha gente lo confunde con el arte de tatuar, no tiene nada que ver. María explica que la micropigmentación no es permanente, ya que se realiza a nivel epidérmico, mientras que el tatuaje va a la dermis. Además, este último cuenta con una paleta de colores mucho menor y la instrumentación usada es diferente.
La micropigmentación es un proceso que requiere de mucha práctica y también de un estudio previo de la piel del cliente. «Todos tenemos pieles y acidez diferentes. Los pigmentos, con el sol y el tipo de piel, se pueden oxidar. La propia piel lo escupe con el tiempo y es necesario hacer retoques».
A través de la micropigmentación, María mejora los labios de sus clientes, corrigiéndolos si tienen alguna asimetría o dándoles color a aquellos que presentan un tono apagado. También puebla las cejas de mujeres y hombres que se han quedado sin ellas, pero lo hace, siempre, de manera sutil. Resalta además los ojos con un eyeliner inferior y superior, siempre entre pestañas, y con una línea fina.
Areolas
Uno de los trabajos que quizás más agradecen sus clientes, en este caso mujeres, es la recreación de areolas tras haber sufrido un cáncer de mama. «Una mujer a la que le han quitado una mama o ambas se ve sin nada, solo con el implante, sin areolas ni pezón. A veces se hace un injerto de una areola, pero al quitar la piel de la ingle para hacerla, a veces queda blanca y hay que colorearla igualmente. Con esta técnica se consigue dar color y alzar el pezón. Este trabajo me causa una gran satisfacción porque veo la alegría que provoca en ellas», explica.
Para contactar con María y ver algunos de sus trabajos puede visitarse su página web mariasantamaria.com.
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