Paciente oncológica

Sobrevivir a un cáncer de colon agresivo: "Soy la prueba de la importancia de la investigación: 16 años después, estoy viva"

A Meritxell Jané le diagnosticaron el tumor en 2008, cuando tenía 37 años, pero la inmunoterapia, que no existía por aquel entonces, apareció para salvarle la vida

Meritxell Jané, paciente de Vall d'Hebron que superó un cáncer colorrectal diagnosticado hace 16 años.

Meritxell Jané, paciente de Vall d'Hebron que superó un cáncer colorrectal diagnosticado hace 16 años. / Elisenda Pons

Beatriz Pérez

Meritxell Jané tenía 37 años cuando le diagnosticaron un cáncer colorrectal en estadio IV, con metástasis en el hígado y el pulmón. Pero eso fue en 2008. Hoy es una mujer de 53 años vital, enérgica y con ganas de vivir. Y hace seis años que su cáncer está en remisión completa. "Yo soy la prueba de la importancia de la investigación. Me he ido aprovechando de los avances de la ciencia y aquí estoy", explica con una sonrisa. Dos décadas atrás, Meritxell no entraba en las quinielas de la supervivencia de una enfermedad tan avanzada como la suya. No existía la inmunoterapia cuando ella recibió el fatal diagnóstico. Sin embargo, se ha salvado y cuenta su historia, desde el principio, a EL PERIÓDICO.

"Me diagnosticaron cáncer con 37 años. No tenía antecedentes. Empecé a tener síntomas un año antes como pérdidas de peso, trastornos hormonales -dejó de venirme la regla-, diarreas y picos de fiebre cada vez más frecuentes". Sus hijos tenían entonces 10 y 12 años y ella trabajaba como coordinadora en un centro de medicina estética. Los médicos achacaron esta situación al estrés. Pero finalmente, tras un año sintiéndose muy mal, acudió de nuevo al médico, le hicieron una colonoscopia y ya se quedó en el hospital.

"Me operaron para extraer un tumor de cinco centímetros en el recto", cuenta Meritxell, que fue paciente en el Hospital Vall d'Hebron de la oncóloga Elena Élez, la misma que trató a Pau Donés. Élez es también investigadora del Vall d'Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y de la Fundación CRIS contra el cáncer.

"Me diagnosticaron cáncer con 37 años. No tenía antecedentes. Empecé a tener síntomas un año antes como pérdidas de peso, trastornos hormonales, diarreas y picos de fiebre cada vez más frecuentes"

Sin embargo, a los tres meses de la cirugía y de someterse a un tratamiento de quimio y radio, descubrieron que la enfermedad había ido muy rápido: tenía metástasis hepáticas y pulmonares. La operaron, pero las lesiones de hígado y pulmón reaparecieron, por lo que le volvieron a practicar varias microcirugías y a administrarle tratamientos de quimioterapia. Pero llegó un momento en que todo se le hizo muy duro y los médicos decidieron darle un "descanso". Durante este periodo, que duró dos años, a Meritxell le hacían controles cada dos meses. La única lesión que quedaba era una pulmonar y, aunque se mantenía calcificada, en una revisión vieron que creció. Entonces apareció la inmunoterapia.

Nuevas terapias

"Esos años comenzó a desarrollarse una terapia nueva con un anticuerpo. Así estuve dos años, hasta que los médicos decidieron operar la lesión que quedaba", cuenta Meritxell. Era mayo de 2019 y, desde entonces, su cáncer está en remisión completa radiológica. "Gracias a la inmunoterapia hemos conseguido la remisión completa de la enfermedad. Yo, cuando entré en Vall d'Hebron con el primer diagnóstico, no existía la inmunoterapia. Mi enfermedad fue evolucionando y, paralelamente, en la investigación iban saliendo cosas nuevas", dice agradecida. Eso sí, cada seis meses se hace revisiones. Tampoco se ha incorporado al trabajo: tiene una incapacidad permanente indefinida.

Meritxell conoció a Pau Donés, con quien compartió largas sesiones en la sala de quimioterapia. "Cuando le conocí, yo llevaba ocho años en tratamiento", explica

Meritxell conoció a Pau Donés, que también fue paciente de la doctora Élez y con quien compartió largas sesiones en la sala de quimioterapia. "Cuando le conocí, yo llevaba ocho años en tratamiento", explica. La enfermedad la cambió por completo. "De repente se te para la vida. La vida laboral en aquella edad es muy estresante. Pero de repente un día te pones el freno de mano y pa'lante". Asegura Meritxell que, con algo así, "te haces fuerte". "Lo pasas mal, pero te ayuda también. A mí cuando me dieron la noticia, un pensamiento que tuve fue: 'qué bien que voy a tener tiempo'. Iba tan acelerada...", concluye.

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