Kirk se despide de Galicia a lo grande

Unos 23.000 hogares gallegos se quedaron sin luz tras los coletazos del exhuracán, que sopló a 181 kilómetros por hora

Mañana será un día de transición a otra borrasca, que llegará este viernes

Así golpeó la borrasca Kirk a las islas Cíes, Ons, Sálvora y Toralla

R. V.

Elena Ocampo

Elena Ocampo

Los miles de gallegos que tuvieron que salir de casa forzosamente a primera hora de esta mañana se verán identificados en alguna de estas situaciones provocadas por el paso del exhuracán Kirk: se tropezaron con tejas o parte de tejados desprendidos, árboles caídos (su cómputo ascendió a 355) o contenedores tirados; la red semafórica o farolas alteradas por los cortes de luz; o los teléfonos de la oficina inoperativos tras la caída de 34 cables y postes de luz.

Galicia también sufrió atascos en los alrededores de colegios o en las entradas a la ciudad; ascensores averiados; ríos desbordados como el Verdugo a su paso por Ponte Caldelas, que anegó parques y carreteras próximas al caudal; o accidentes que complicaron –o impidieron temporalmente– la circulación por vías como la autovía de O Morrazo y el corredor de Noia a Santiago, que sufrió grandes retenciones por un desprendimiento de tierra.

Entre las anécdotas del día, el cadáver de una ballena de 15 metros en proceso de descomposición que llegó desde la entrada de la ría de Pontevedra a varar en la playa de Pampaído, en Sanxenxo. O los campos de maíz de Ordes y soutos de castaños en Viana do Bolo, arrasados por el viento. Y también, varios árboles de gran tamaño que quedaron tumbados en la histórica Alameda de Santiago, que estuvo cerrada al tránsito, y también registró la rotura de una tubería.

Llovía sobre mojado. También en Forcarei, donde se alcanzaron 92 litros por metro cuadrado de lluvia acumulada.

La borrasca Kirk se despidió de Galicia tras una madrugada de chaparrones intensos y lo hizo con vientos de hasta 181 kilómetros por hora, registrados en la montaña del oriente ourensano, en Carballeda de Valdeorras. Pero que no distan mucho de los 148 kilómetros por hora de las rachas de viento que se registraron en la localidad pontevedresa de Oia, o los 129 detectados en Cabo Udra, en Bueu.

Un temporal difícil de ver “de forma tan masiva en toda Galicia” debido a “la combinación de viento y lluvia” de forma “corta en el tiempo” y en las cuatro provincias, según el coordinador de MeteoGalicia, Juan Taboada. Y, aunque las alertas por viento se disiparon a mediodía, con la llegada del frente al Cantábrico, el mar de viento continuó hasta la tarde y las olas, de hasta 5 y 6 metros golpearon la costa hasta la noche.

Árbol caído en Ourense, a la entrada de un colegio. |  Iñaki Osorio

Árbol caído en Ourense, a la entrada de un colegio. | Iñaki Osorio

De los más de 20.000 gallegos que se quedaron sin electricidad durante los coletazos del exhuracán Kirk, la mayor parte se sitúan en la provincia de Pontevedra. “Las incidencias en el suministro eléctrico han afectado a unos 23.000 clientes de Naturgy en Galicia. Por provincias: 11.700 en Pontevedra, 5.600 en Ourense, 5.200 en A Coruña y 760 en Lugo”, reconocían fuentes de la compañía.

Lo mismo ocurrió con las 600 incidencias registradas por la central de emergencias, de las que 304 se registraron en Pontevedra; el doble prácticamente que las reseñadas en A Coruña (162), con un pequeño epicentro en Santiago. Entre las más reseñables destacadas por el director xeral de Emerxencias e Interior, Santiago Villanueva está el desprendimiento de los tejados del Conservatorio de Santiago y del polideportivo de Porto do Son.

También en Padrón, Kirk dejó una docena de problemas, la mayoría, inundaciones por el desbordamiento del río Sar. Y en Ourense, el 112 gestionó 50 incidencias con Celanova y O Bolo como los puntos más afectados, mientras que en Lugo la capital se y Guitiriz se llevaron peor parte.

La borrasca motivó la suspensión de actividades al aire libre de los centros escolares gallegos, pero no de las clases. Tras las críticas del subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, a la Xunta por la “tardanza” en reaccionar, el conselleiro de Educación, Román Rodríguez aseguró que, al haber activa una alerta naranja, corresponde prohibir solo las actividades en el exterior y autorizando a los directores a suspender la actividad lectiva en sus respectivos centros “si hay algún caso concreto”. Entre estas excepciones, citó el IES de As Bizocas en O Grove, con daños en su cubierta y el IES de Porto do Son, de A Coruña en donde colapsó una de las paredes del pabellón.

Pero si el transporte por carretera fue complicado, por aire fue harto difícil con aterrizajes frustrados y desvíos en los aeropuertos gallegos y retrasos en varios trenes de primera hora en el trayecto A Coruña-Vigo y viceversa. Este jueves será un día de transición. ¿Hacia qué? Pues hacia una nueva borrasca. Los amantes del paraguas están de suerte: el viernes, otro frente dejará lluvias y chubascos en Galicia.

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