Nuevas tecnologías

Más allá del duelo: resurrección por IA

El creciente avance de la tecnología ha derivado en la creación de conversaciones telefónicas, por chat o llamada, con personas fallecidas gracias a la Inteligencia Artificial

Un hombre y una mujer visitan la tumba de un ser querido.

Un hombre y una mujer visitan la tumba de un ser querido. / José Luis Fernández

Paula Fernández

La cultura cinematográfica ha plasmado a lo largo de los años numerosas realidades distópicas y terroríficas, entre las que destaca la posibilidad de contactar con los difuntos a través de una ouija. Sin embargo, hoy nos enfrentamos a una realidad sorprendente: la Inteligencia Artificial (IA) ha hecho posible que estas prácticas sean más que ficción y sin la necesidad de usar un tablero asociado a la magia negra. En su lugar, solo se necesitan 4.000 euros, un teléfono y el deseo de hablar con un ser querido fallecido.

La IA ha superado límites que antes parecían inalcanzables y ha llevado la resurrección digital al siglo XXI. Ahora, personas de todo el mundo pueden recibir mensajes de voz o incluso llamadas de seres queridos que han fallecido hace años. Una de las preguntas que surge en este contexto es cómo es posible comunicarse con alguien que ya no pertenece a esta realidad física. La respuesta es relativamente sencilla: tras realizar el pago a la empresa encargada de estos servicios, se solicitan audios del fallecido para que la Inteligencia Artificial pueda conocer su personalidad y emular su voz de manera convincente. Así, la simulación supera su rol de imitador y se convierte en una evocación tan vívida que resulta casi como hablar nuevamente con tu hermano, tu padre o madre.

Ruth Fernández, psicóloga sanitaria en Zamora, advierte que el uso de esta tecnología aplicada a entablar conversaciones con difuntos supone el estancamiento total del proceso de duelo. Comenta que hay un ejercicio terapéutico "muy efectivo" que consiste en hablar con la persona fallecida a través de cartas, ya que esta actividad "ayuda a que haya temas emocionales que se desenquisten". "El problema que encuentro a utilizar la IA para simular conversaciones con fallecidos es que el emulador actúa como si la persona te hablara. Para mí, esto no solo no resulta positivo, sino que puede generar patologías". Para que una persona pueda superar el duelo y la pérdida de alguien, necesita aceptar la realidad. "No se puede combatir la pérdida si se está negando que ha sucedido", añade la psicóloga.

La imposibilidad de afrontar el duelo puede derivar en un problema mayor. Ruth Fernández explica que el cerebro se acostumbra a lo que le genera satisfacción y, eventualmente, demanda más de lo que tiene. En este caso, después de meses de conversaciones simuladas, lo que la persona deseará será tocar, abrazar y hacer cosas con el ser querido. Al ver sus deseos frustrados por la situación, las consecuencias son nefastas: el duelo se reaviva y la realidad se torna más dura.

En cuanto a las cuestiones éticas, es crucial preguntarse quién posee y gestiona los datos que le proporcionan, para qué los utiliza y dónde terminan. Esta tecnología se basa en las conversaciones que los usuarios mantienen con el difunto, ya sea a través de las preguntas y respuestas del cliente o de los audios, fotos o vídeos proporcionados del fallecido. "No basta con conocer el currículum de la persona. Es necesario evaluar sus acciones para saber con quién estamos tratando", aconseja la terapeuta.

Resulta indispensable, igual que ocurre en actividades delicadas como la política, fomentar la transparencia no solo en la gestión y procesamiento de los datos, sino también en las consecuencias derivadas de su uso. Es evidente que la persona sabe que no está hablando realmente con su ser querido, pero esto no impide que, a largo plazo, su cerebro pueda negarse a aceptar esa realidad, lo que puede derivar en depresión, ansiedad e incluso alucinaciones.

La Inteligencia Artificial tiene el potencial de transformar vidas. Sin embargo, su mal uso puede crear realidades inquietantes que rivalizan con las tramas más oscuras del cine. Aunque algunas películas muestran escenarios donde la tecnología desafía la realidad, utilizarla en el duelo supondría añadir una carga emocional tan pesada como cualquier guión imaginado. En lugar de consolar, podría complicar y prolongar la aceptación de la pérdida. Al final, el desafío es recordar que, pese a los avances tecnológicos, las emociones humanas son tan complejas y delicadas como en las historias de Hollywood.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents