Un tercio de los gallegos que piden la eutanasia fallecen mientras tramitan la solicitud
En los tres años que lleva en vigor la ley se registraron 93 solicitudes y se realizaron 33 en Galicia

Un médico hace una analítica a un paciente. / Freepik
Casi un tercio de las personas que solicitaron la eutanasia en Galicia fallecieron durante la tramitación de la ayuda a morir, más concretamente, un 35,1%, según la “Memoria de actividad y evaluación del año 2023” de la prestación de ayuda para morir en Galicia publicada en el portal del Sergas, un porcentaje similar a la media nacional (30%) dado a conocer ayer en Madrid por la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) con motivo del tercer aniversario de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE).
El número de solicitudes de prestaciones de ayuda para morir en Galicia desde la entrada en vigor de esta norma (25 de junio de 2021) hasta el año 2023 (inclusive) fueron 75 –10 en 2021, 28 en 2022 y 37 en 2023– y se realizaron 27 –2 en 2021, 8 en 2022 y 17 en 2023–. Según datos facilitados ayer por la Consellería de Sanidade a este periódico, el número de solicitudes hasta el pasado 19 de junio ascienden a 93 y las realizadas a 33. Estas cifras constatan una tendencia creciente en la evolución de solicitudes en la comunidad, que sólo de 2022 a 2023 supone un incremento del 32,1%.
En el resto del Estado, esta tendencia ascendente es similar. Así, en 2023 se presentaron en España unas 750 solicitudes, un 30% más que el año anterior, y 350 personas lograron ejercer su derecho a una muerte digna, según informó el vicepresidente de DMD, Fernando Marín.
Por áreas sanitarias, la de Lugo, A Mariña e Monforte de Lemos y la de Vigo fueron las dos que presentaron un mayor número de solicitudes: ocho en cada una de ellas. En segundo lugar, se sitúa el área sanitaria de Ourense, Verín y o Barco de Valdeorras con seis peticiones.
Asimismo, el número de revocaciones solicitadas en 2023 fue de 8, los aplazamientos tramitados fueron seis referidos a cuatro aplazamientos (en dos procesos se tramitó un segundo aplazamiento). El número de personas que fallecieron durante el transcurso del procedimiento fueron 13 –8 hombres y 9 mujeres, con una media de edad de 62,2 años–, lo que representa un 35,1% de las solicitudes presentadas. Las patologías más frecuentes de estos pacientes fueron neurológicas (64,7%) y oncológicas (23,5%).
Tiempo de tramitación
La media de días transcurridos entre la presentación de la primera solicitud y el deceso fue de 30,8 días, según la memoria de la consellería, un periodo inferior a la duración media de la tramitación de solicitudes, que se sitúa entre los 35 y los 45 días. Desde el Sergas se explica que este mismo acontecimiento “ocurre en el resto de comunidades autónomas, tal y como figura en el informe de evaluación anual sobre prestación de ayuda a morir, que sitúa la media estatal de fallecimientos acontecidos antes de obtener esta prestación en 26,7 días”.
Por otra parte, DMD cifró ayer en 75 días el tiempo en que se tarda, de media, en resolver estos casos en España, cuando la ley establece como máximo 35, denunció la inequidad entre comunidades y el “maltrato institucional” que reciben algunos solicitantes de la prestación de ayuda para morir, que supone “un sufrimiento añadido”, dijo Marín, para ellos y sus familias.
"Aunque no son en absoluto una norma, estos casos son muy significativos porque todos pasaron por el trámite de evaluación de la comisión de garantía y delatan las limitaciones y en ocasiones los excesos de estas comisiones. En algunos casos describieron el trato recibido como cruel", afirmó Marín.
Propuestas de DMD
Con el propósito de mejorar la aplicación de la norma y garantizar el derecho a la eutanasia en todo el territorio español, DMD trasladó al Ministerio de Sanidad dieciocho propuestas para que se incluyan en el "Manual de buenas prácticas de eutanasia". Entre ellas, que el ministerio proponga un modelo de informe para todas las comunidades autonómas y una fecha de publicación; que impulse una comisión estatal de eutanasia y recomiende que los miembros de las comisiones de garantía y evaluación no sean objetores de conciencia, ya que esta condición entorpece el proceso.
"Estas comisiones deberían ser órganos administrativos que verifican el cumplimiento de lo que marca la ley. Sin embargo, en muchas ocasiones se está comportando como un tercer evaluador, poniendo en cuestión e incluso contradiciendo las conclusiones de los clínicos que intervinieron en el proceso deliberativo de cada caso", explicó Loren Arseguet, coordinadora internacional de DMD.

Isabel Blanco. / Ricardo Grobas
Isabel Blanco, DMD Galicia: “Es necesario que la ciudadanía conozca este derecho y que se forme al personal sanitario”
Para Isabel Blanco, presidenta de DMD Galicia, el balance de estos tres primeros años de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE) es positivo, aunque reconoce que la aplicación de la ley debe mejorar. Esta médica jubilada celebró que el porcentaje de personas que fallecieron en Galicia en 2023 mientras se procesaba su petición de eutanasia (13) sea menor que hace tan solo un año. “En 2022 la tasa se situaba en un preocupante 44%, muy por encima de la media nacional. En 2023, ésta se ha equiparado y se sitúa en cerca de un tercio”, afirma.
Uno de los aspectos en los que incidieron ayer los representantes de DMD en Madrid fue la “excesiva duración” del procedimiento, con un promedio de 75 días (y una mediana de 55,5) cuando no debería prolongarse más de 35 días, según recoge la LORE. En Galicia, según la memoria del Sergas, la media de días transcurridos entre la presentación de la primera solicitud y el deceso fue de 30,8 días. “Estos datos indican que o bien tramitaron la solicitud de la eutanasia tarde o que durante el proceso hubo dificultades que no le permitieron llegar a ella”, manifiesta.
La presidenta de DMD lamentó que el Sergas publicara ayer el informe correspondiente al año 2023 con los datos que la asociación llevaba tiempo reivindicando. Asimismo, apuntó que echan en falta que no incluya la causa de la muerte de los pacientes que fallecieron mientras esperaban la tramitación de su solicitud.
Asimismo, Blanco insistió en la importancia de realizar el testamento vital –documento escrito por el que un ciudadano manifiesta anticipadamente su voluntad sobre los cuidados y el tratamiento de su salud– para facilitar el proceso. En Galicia, el año pasado se registraron 2.407 testamentos vitales, de los cuales el 79% solicitaban la prestación de eutanasia si fuera necesario. Blanco celebró que cada vez sean más los gallegos que deciden dejar por escrito sus voluntades previas, aunque denunció la desigualdad entre provincias en cuanto a los puntos de registro: A Coruña tiene 34, Pontevedra 14 y Lugo sólo uno. Blanco asegura que es fundamental informar a la ciudadanía sobre este derecho. “Es una ley positiva porque permite a una persona solicitar una ayuda médica para morir, pero la ciudadanía debe conocer este nuevo derecho”, afirma. Igual de importante es que haya una formación del personal sanitario para que pueda informar al paciente de cómo puede solicitar esta ayuda. “Muchas veces, el retraso está en que nadie sabe explicarle cómo se realiza la tramitación. También entendemos que un profesional sanitario que se encuentra con una demanda de eutanasia ha de ser liberado de su agenda laboral porque explicar a esa persona cómo es su enfermedad, qué alternativas tiene y qué cuidados paliativos puede recibir lleva un tiempo y en la mayoría de los casos lo están haciendo a cuenta de su tiempo libre”, afirma.
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